La batalla por el cuarto poder





Se equivocaron los Buggles cuando se atrevieron a afirmar aquello de "el vídeo mató a la estrella de la radio" en el primer videoclip emitido por la cadena MTV allá por 1981. Tal vez la imagen televisada aniquilara a las radionovelas, pero tanto los noticiarios, como las tertulias políticas y qué decir de los programas deportivos a medianoche (amén de Radio Gaceta del inolvidable Juan Manuel Gozalo) consiguieron sobrevivir al poder de lo audiovisual, al atractivo del 4:3 y del posterior 16:9 en el que se comenzaron a emitir nuestros sueños.

Y no se trata de un post sobre José María García, Iñaki Gabilondo, Luis Herrero o Luis Del Olmo. Quizá sus nombres os suenen menos, pero en Estados Unidos son auténticos referentes del periodismo deportivo, auténticos ídolos de sus particulares equipos y es que durante varias décadas fueron los protagonistas radiofónicos de la más cruda rivalidad baloncestística. Durante varias décadas los Lakers-Celtics se siguieron a través de los comentarios de Chick Hearn y Johnny Most.

Éstas eran las primeras palabras que escuchaban los habitantes de Nueva Inglaterra cuando sintonizaban el dial de la WROL en la que se narraban los partidos de los Celtics. "Aquí Johnny Most desde lo alto de un lateral de la pista del Boston Garden". Treinta y siete años como locutor del equipo de Boston nos dejaron momentos inolvidables y también un aluvión de críticas por parte de los aficionados de los equipos rivales. A sus dos paquetes de cigarrillos diarios y a su adicción a la cafeína (las malas lenguas también hablan de su amor a la botella) se referiría en una entrevista que le realizaron tras su retirada en 1990 a causa, precisamente, de sus problemas de salud: "Según mi médico de cabecera estoy muerto desde 1955". Su voz rasgada salía desde lo más profundo de su garganta y narró, en 1965 uno de los robos más famosos de la historia que permitía a los Celtics superar a los Sixers de Wilt Chamberlain y encaminarse hacia su octavo anillo en nueve años. Miles de aficionados de Boston intentaron imitar aquel verano su "Havlicek stole the ball" (fijaos en la invasión de campo cómo un hombre se pelea por llevarse el balón del partido entre sus brazos).




Nunca tuvo dudas. Para Johnny Most no había lugar para la imparcialidad cuando el que te paga es Red Auerbach y siempre se defendió afirmando que, teniendo trato diario con directivos y jugadores del club, hubiera sido muy hipócrita por su parte el intentar parecer neutral narrando un partido de los Celtics. Y así actuó durante toda su carrera, comentando como un fan y nunca como un periodista. Famosos son algunos de los apodos con los que se refería a alguno de los archienemigos de su equipo. Magic era "Crybaby" Johnson por sus constantes protestas a los árbitros y Mahorn era "Macfilthy" (macmugriento) por motivos que parecen evidentes dentro de su subjetividad. Y podéis imaginaros cómo eran sus visitas al Silverdome de Detroit porque el bueno de Johnny no se sentía ni mucho menos intimidado. Y si no, observad aquí en qué términos se refería al juego duro de los de la Motown. 



Y si Johnny fue todo un "hall of famer" de la locución de partidos, Chick Hearn, narrador titular de Los Ángeles Lakers durante casi cuatro décadas fue, simplemente, el Michael Jordan de la profesión. Más tarde hablaremos de su talento, pero es preciso hacerlo, con antelación, de su longevidad y es que antes de verse sometido a un bypass durante la temporada 2001-2002 Hearn había locutado 3.338 partidos consecutivos de la franquicia angelina.

Mucho más imparcial que su colega de Boston, Hearn era conocido por ser muy crítico cuando los Lakers no desarrollaban el nivel de juego al que aspiraban. Su herencia pasa por el bautismo de numerosos términos que hoy en día forman parte del imaginario colectivo de nuestro deporte. "Basketcismos" como "finger roll", "charity stripe" (línea de la caridad para referirse a una visita al tiro libre), "air ball", "garbage time" (minutos de la basura), "Mi esposa podría haber hecho ese tiro", "Demasiada mostaza en el perrito caliente" (jugadores que hacen gestos innecesarios para la galería), "mi abuela podría defender mejor y eso que no se puede mover hacia su izquierda" (sin comentarios) y triple doble (doble dígito en tres categorías estadísticas) forman parte de su inmortal legado. 



Él tuvo el honor de contarle a todo el país la canasta que convirtió a Kareem Abdul Jabbar en el máximo anotador de la historia de la NBA con su "Y el nuevo rey de la anotación ha ascendido a su trono" y la remontada de su equipo frente a los Blazers en el séptimo partido de las Finales de Conferencia de 2000 con aquella frase "Los chicos de Portland pueden guardar de nuevo las botellas de champán en la nevera y abrir sus botellas de agua porque agua será lo único que beban de regreso a casa".

Si Most fue la voz de dieciséis anillos de los Celtics, Chick Hearn hubo de conformarse con nueve. Sin embargo, mientras que el primero despertaba el odio de las aficiones rivales (lo que le importaba bastante poco), Hearn era admirado allá donde iba. Johnny ingresó en el Hall of Fame de la comunicación de Nueva Inglaterra a título póstumo y tampoco pudo recibir los honores en vida Chick Hearn cuando pasó a formar parte, merecidamente, del Hall of Fame de la NBA en Springfield, Massachussets.

Dos nombres y un medio, la radio (aunque posteriormente narraran partidos para la televisión), sin los cuales la historia del baloncesto hubiera permanecido incompleta. Dos equipos, Lakers y Celtics, que jamás serían lo mismo si sus triunfos y derrotas no hubieran sido relatadas por las incomparables voces de estos románticos de la canasta que con estilos muy diferentes lograron trasmitirnos una misma pasión. Ya sabéis cual. Y como diría Chick Hearn "this game is in the refrigerator, the door is closed, the lights are out, the eggs are cooling, the butter´s getting hard and the Jell´O is jiggling" ("El partido está en la nevera, la puerta está cerrada, las luces apagadas, los huevos se están enfriando, la mantequilla se está endureciendo y la gelatina se está zarandeando")



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

4 comentarios:

Unknown dijo...

Merecido homenaje a quienes nos hacen el basket más interesante aún, porque todos sabéis lo que es ver un partido con Niccola, o el terrible Esteban Gómez, capaces de dormir al mismísimo POCHOLO!!

Y es que en los medios también hay estrellas!!

Un abrazo!!
(Menudo ritmo de bloggear JJ!!!)

Juanpe Núñez dijo...

"Chick Hearn, narrador titular de Los Ángeles Lakers durante casi cuatro décadas fue, simplemente, el Michael Jordan de la profesión."

Con esa definición queda todo dicho. La radio siempre tendrá una magia especial que no tendrá la TV. La forma de narrar los partidos de cualquier deporte por radio supera con creces a los de la Tele.

Anónimo dijo...

Gran post. Como ves en eso los LAL también superan a BOS. juas juas juas

Gustavo

JJ Nieto dijo...

@Javier Palao. Como bien dices creo que es el más modesto homenaje que se les puede hacer. El problema de Loncar respecto a Esteban Gómez es que sólo sabe de baloncesto (si acaso de tenis por lo que dicen) mientras que el mítico Esteban es un sabio en otras materias, especialmente atletismo.

@Jordan y Pippen Aquí otro amante de la radio, de la magia del sonido impersonal e indefinido que viaja por el aire hasta entrar en nuestras casas. Sinceramente, tras leer mucho sobre el tema, no me quedó otra que reconocer que el mejor narrador de la historia del baloncesto en Estados Unidos era de los Lakers.

@Gustavo. Como bien se apunta en el post Johnny Most narró 16 anillos de los Celtics y Chick Hearn "sólo" 9. Y es que el argumento del blanco y negro no sirve para este caso porque los Minneapolis Lakers conquistaron 4 de los 16 anillos que ahora tenéis los de oro y púrpura. Y eso es antes de que Fidel Castro se hiciera con el poder en Cuba...

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