Rescaten su mejor traje




Llegó el momento de rescatar del fondo del armario aquel viejo traje de diseño que teníamos olvidado. No, ese de marinero o almirante no. Mejor ese que utiliza cada Nochevieja o para esas bodas de sus amigos que le hacen replantearse su lugar en el mundo y si es mejor olvidarse de una vez de Madonnas o Hannahs Montanas (por utilizar dos mitos sexuales de generaciones muy diferentes para abarcar el amplio espectro de edad que sigue este blog. Si hubiera muchos comentarios femeninos habría de recurrir se me ocurre a George Clooney y Justin Bieber). Sí, justo ese.

Que para qué, me preguntan. No, no ha resucitado Elvis. Cómo va a resucitar si nunca ha muerto. Tampoco se trata de ningún funeral, al menos por el momento. Si es usted francés pensará que es 14 de julio y yo le tendré que decir que no, que es mucho más que todo eso, que es 31 de mayo de 2011 y que hoy comienza la madre de todas las batallas. Y no, viejo soldado ya licenciado, no se trata de la Guerra del Golfo ni yo soy Saddam Husseim entre otras cosas porque sigo vivo. Y si sigo vivo es porque existe un deporte llamado baloncesto que asiste, a partir de esta noche, al comienzo del mayor acontecimiento anual (aquí no busco el consenso con quienes preferís la ACB pero es que en algún aspecto hay que mojarse), las finales de la NBA.

Si hay alguien más contento que yo y que todo el resto de aficionados al baloncesto son los accionistas de American Airlines que verán cómo todos los partidos de la final, sean cuatro o siete, se disputarán en una sede con el nombre de su compañía (El American Airlines Center de Dallas o el American Airlines Arena de Miami). Ellos sí que tendrán problemas a la hora de elegir su traje.

Centrándonos en lo deportivo hay que apuntar que el factor cancha en el actual formato 2-3-2 puede jugar un efecto contradictorio. Para que esto se produzca es necesario que el equipo que empieza como visitante, en este caso los Dallas Mavericks roben un partido de los dos primeros y que aseguren el primero en su cancha. De lo contrario, como se demostró el año pasado, jugar sexto y séptimo en tu pabellón puede ser decisivo.

Sin embargo, toda esta teoría se vino abajo en el principal precedente del que podemos echar mano cuando se enfrentan Miami Heat y Dallas Mavericks, es decir, las finales de 2006. En aquel caso Dallas inició la eliminatoria con un 2-0 prometedor y, sin embargo, los Heat liderados por Wade y por una actuación arbitral muy sospechosa en el último cuarto del tercer encuentro, remontaron aquel partido y la eliminatoria para hacerse con el anillo en casa del rival.

Ciñéndonos a las plantillas, Miami me parece superior físicamente, mientras que Dallas puede presumir de un mayor "basketball IQ". Veremos qué se impone esta vez, si las piernas frescas o la cabeza fría. Y mira que me ha costado escribir esta frase con el calor que viene haciendo estos días...

En fin. Lo dicho. Vístanse de gala, apoyen a su equipo y si, como yo, son nostálgicos, piensen que todo era una pesadilla, que es 1984 y que la final la juegan Lakers y Celtics. El final, si me conocen, se lo pueden imaginar.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

España también juega



Quedan 48 horas. No es un Celtics-Lakers, pero tampoco es un Timberwolves-Cavaliers. Es decir, no es una final soñada para los propietarios de la ABC, pero Dallas y Miami representan a dos grandes ciudades y a dos grandes mercados.

Los españoles podemos presumir o avergonzarnos (en función de cómo interpretéis la presencia española en el Nuevo Mundo) de haber sido los primeros hombres blancos en poner una pica tanto en Texas como en Florida, lógicamente dos de los estados con mayor número de hispanos. Ambos son piezas preciosas para los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos por contar con un gran número de votos electorales y hasta ahí las coincidencias.

Texas es un continente en sí mismo que hace que podamos encontrarnos desde grandes praderas, hasta desiertos al pie de las primeras estribaciones de las Rocosas pasando por bosques de pinos o robles. Su economía depende en gran medida de la agricultura y de los pozos petrolíferos agotados ya casi hasta su última gota.

Florida es a grandes rasgos una enorme llanura litoral con grandes lagos interiores y con un gran interés turístico concentrado básicamente a caballo entre Miami y Orlando por motivos diferentes.

Ambos estados se enfrentan en una batalla por la primacía en el sur del gran país. El lema de la Florida es "In God we trust" y quien más quien menos puede imaginar a que clase de "God" se pueden encomendar cuando de baloncesto se trata. Sí, a ese que Pippen compara con Jordan y que antes también portaba a sus espaldas el mítico 23 en una clara muestra de osadía no inferior al hecho de cambiarse, ahora, al no menos mítico número 6 (estoy pensando en Bill Russell).

Por su parte, a Texas se la conoce como el estado de la estrella solitaria (por su bandera) y Dirk Nowitzki parece encarnar mejor que nadie ese concepto. O al menos así ha sido durante gran parte de su carrera. Pero esta vez se presenta bien rodeado de una pandilla de fieles compañeros dispuestos a vadear el Río Grande para ganar esta batalla.

Y suena de fondo la banda sonora de La Muerte Tenía un Precio. El Larry O´Brien también cuesta lo suyo. Se trata de sobrevivir al último gran enfrentamiento y poder enfundar de nuevo el revólver en el cinturón para, acto seguido, lavarse las manos y sonreír mientras te colocan el anillo de campeón.

Que ganen los mejores. Y que se hable español en las gradas.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

¿segunda oportunidad o cuento chino?



Ya tenemos final. Han tenido que pasar cinco largos (o cortos) años para que Nowitzki, Cuban y todos los aficionados de Dallas tengan servida su particular revancha frente a unos Heat, también, muy cambiados.

Hoy lo más justo sería hablar del increíble último cuarto de Lebron James y haber titulado la entrada con algo así como "Lebronesco". Y se lo habría merecido por esa suspensión majestuosa sobre un Ronnie Brewer que ayer bien podía haber sido rebautizado como Byron Russell. Qué curioso, también Ronnie jugó en los Jazz.

Se cumplió la fábula del marido trabajador (Tom Thibodeau), su esposa (la que más os guste) y el butanero (Lebron) que ya os anunciaba en la anterior entrada. Bien la hubiera firmado Samaniego si allá en el siglo XVIII se hubiera usado el gas butano como combustible. A Thibs sólo le quedó animar a un Derrick Rose que dio la cara y se la volvieron a partir tras fallar un tiro libre decisivo. Tendrá tiempo. Lebron y Jordan también sufrieron la maldición en forma de derrotas vergonzantes ante Celtics o Pistons en múltiples eliminatorias de Playoff y decidieron, tras no pocas rabietas, seguir intentándolo. Lebron tuvo que salir de Cleveland porque Dan Gilbert no parecía preparado para el desafío, Jordan tuvo que presionar a Krause, el director de operaciones, para que los Bulls dejaran de fichar niñatos y le rodearan de jugadores con las tablas suficientes como para aguantar los codazos de Laimbeer o Mahorn (los mayores exponentes de los Bad Boys de Detroit en los que Dennis Rodman parecía Otegui, quiero decir, un hombre de paz).

Se trata de eso, de segundas oportunidades. Como sabéis, los que seguís de manera más o menos habitual este blog, soy un firme creyente de que los 29x15 de una cancha de baloncesto son la mejor maqueta de la vida misma y de que los 48 minutos que dura un partido de NBA resumen con precisión el carrusel de emociones que le es propio a todo ser humano.

A Derrick Rose, como vaticinaba Jordan en un homenaje en el United Center, le lloverán las segundas oportunidades. Con sus 22 años es aún un yogur por cuajar que ya puede presumir de un título de MVP. A los Bulls les será suficiente con saber empaquetar a Boozer a cambio de un verdadero hombre alto que dé la talla tanto en ataque como en defensa para ser candidatos a todo en las próximas temporadas.

Por su parte, para Nowitzki y Lebron, la segunda oportunidad ya está sobre la mesa. El alemán tratará de canalizar lo mejor de su repertorio para sobrepasar a la, en mi opinión, mejor defensa colectiva del campeonato. Lebron, por su parte, tendrá como particular némesis a Shawn Marion, un tipo que le ha hecho la vida muy difícil a Durant, otro joven en busca de segundas oportunidades. Pero si Durant es la fragilidad hecha arte, Lebron procede del estado del acero (Ohio) y desde que prometió no volver a fallar a sus compañeros y a toda la fanaticada de Miami en los finales de partido, ha cumplido su palabra. Los Celtics y los Bulls fueron sus víctimas. Todos nosotros los privilegiados testigos.

Y nos frotamos las manos porque ya están aquí las finales. Será entonces cuando unos crean que la vida es maravillosa y cuando otros, en cambio, piensen que eso de las segundas oportunidades es un cuento chino. ¿Vosotros qué pensáis?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Bel Air tiene nuevo príncipe



Puede que no se parezcan en nada. De hecho uno nació en Catania en 1959 y el otro en Filadelfia nueve años después. Sin embargo, después de conocer que Ettore Messina formará parte del staff técnico de los Lakers enseguida pensé en Will Smith cogiendo aquel taxi (que olía a rayos) con el cartel de Hollywood en el horizonte con destino a la casa de su tío Phil.

La suerte para Ettore es que Phil se ha ido al rancho de Montana, su desgracia es que aún sigue en la casa, más bien acaba de llegar, su primo Carlton encarnado en la figura de un Mike Brown que durante su periplo en Cleveland más bien pareció Jeffrey, el mayordomo del señor Lebron James.

Y hasta ahí las coincidencias. Aquí no hay jóvenes adolescentes sino adultos que sólo se conforman con ganar. Puede que su dominio del italiano y sus años en Milán, hagan que Kobe se acostumbre rápidamente al carácter de Messina. Sin embargo, el siciliano conocerá de cerca cómo los Alejandro Delmás, Paco Torres y demás estiletes del periodismo de baloncesto de nuestro país son simples corderitos al lado de los hambrientos dinosaurios de la prensa angelina. Y si no que le pregunten a Pau.

Si se rumorea que los jugadores del Madrid le hicieron la cama a Messina dejándose perder contra Valladolid y Siena consecutivamente y de forma vergonzante, en los Lakers, directamente, tienen preparada una catapulta para lanzar muy lejos de sus dominios a quienes no interpreten de forma adecuada los designios de Kobe. Y en eso Carlton, perdón Mike Brown, creo que tiene la lección aprendida pues fueron muchas las ocasiones en que se ofreció a llevar el café a Lebron a cambio de ser nombrado, en 2009, entrenador del año.

Soy consciente de que, de nuevo, estoy cayendo en la crítica fácil a dos entrenadores de referencia en el panorama internacional. En realidad sólo pretendo decir que el futuro de los Lakers se plantea borrascoso. Este tipo de decisión no es propia de un club con la historia y la tradición de los de oro y púrpura. Si hubieran sido los Knicks no habría dicho nada. Pero tratándose de los Lakers uno se pregunta si Mike Brown y el Will Smith siciliano van a aportar el saber estar y el glamour exigido por un estilo, el de la principal franquicia de Los Ángeles, reconocido en toda la liga por su clase y su postín.

Desde aquí sólo me queda desearle mucha suerte a Ettore al que tan duro golpeé, de manera figurada, por abandonar en plena tormenta la nave blanca dejándola sin timón ni timonel (que diría el maestro Sabina). Espero que disfrutes de las cenas con Jack, que te creas un intocable como Andy García y que te des besos para la "kiss cam" con Dustin Hoffman. Porque estoy seguro de que, al llegar, no vas a poder reprimir gritar en alto, a pesar de haber estado en ciudades como Moscú o Madrid aquello de ¡Esto es Hollywood!

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Por previsible


Un día tras otro las mismas flores. Sexo siempre a la misma hora y de la misma forma. No todo lo que un día funcionó seguirá haciéndolo porque, ya sabéis, todo fluye y nada permanece. Lo dijo Heráclito y era tal su inteligencia que quizá lo dijo pensando en todo los vicios en que los Bulls han incurrido en esta Final de Conferencia.


Y no es que los Heat sean unos ávidos seductores de los que sorprenden cada día a su dama con un plan aventurado o con una nueva declaración de amor, pero dominan los tiempos y tienen más y mejores armas. Spoelstra tiene a su particular Cyrano en la grada. Se llama Pat Riley y en su carrera ha sabido componer desde los más bellos (el Show Time de los Lakers en los 80) hasta los más crudos (Los Knicks o los Heat de los 90 que más que defender a Jordan intentaron, sin éxito, partirle el fémur) versos.


Thibodeau, en cambio, es un gran entrenador defensivo, un firme creyente del ensayo como género literario y del estajanovismo como modelo de vida. Quizá hubiera podido resistir el sitio turco a Constantinopla gracias a sus sistemas defensivos que exprimen al máximo el concepto de colapsar la zona y conducir al rival siempre fuera de su zona de confort. Sin embargo, nadie se sorprende de que siga soltero a sus 53 años porque además de un estoico trabajador es un tipo previsible.


Y si sus virtudes condujeron a su equipo a las 62 victorias y a tener el tiro final para ganar (francamente mal diseñado) anoche, el cuarto partido, su carácter previsible permitió a los Lebron, Wade y compañía poder adivinar el simple movimiento que en ataque realizan para liberar a Rose. Esta simpleza en los esquemas ofensivos da que pensar. Y es que "Thibs", como le apodan en el gremio, ha pasado los últimos años de su carrera junto al entrenador más imaginativo y con el libro de jugadas más amplio de toda la NBA, Doc Rivers. Cabe suponer que él, como encargado de la defensa, tan sólo se fijó en ese apartado y que, mientras los Celtics atacaban, ya estaba diseñando en su chuleta el siguiente ajuste defensivo.


Pagaría muchos euros por ser como Thibodeau y por haber conducido a mi equipo a la Final de la Conferencia Este. Renunciaría a muchas cosas por ese rigor en el trabajo y por ese conocimiento de los ataques rivales. Sin embargo, creo que en los tres últimos partidos se ha comportado como ese marido enamorado de la rutina y confiado de que el butanero no aparecerá por casa en los siguientes días.


Pero aparecieron juntos el butanero, Lebron, el fontanero, Cris Bosh y un capitán de barco, Wade, que han sabido camelar a esa belleza llamada victoria sin olvidarse de que a ésta lo que le gusta es el trabajo en equipo. Lo hicieron porque mostraron diferentes recursos y a Thibs sólo le dejaron la factura. Un 3-1 que parece dejar sentenciado el pase de los Heat a la final. Por previsible. Por no darle oportunidades al amor.


UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS.

Tecnología alemana


Le puedes echar desde ciento cuarenta hasta poco más de veinte años en función de cuándo consideres que nació al mundo la nación alemana unificada. En cualquier caso, se trata de un país joven que ha sufrido lo indecible para levantarse tantas veces como cayó pasando, en ocasiones, por períodos especialmente oscuros. Sin embargo, ahora, en 2011, Alemania es una de las principales referencias del mundo occidental por su capacidad para generar producción y empleo.


Y no quiero hablar ni de historia ni de economía. Quiero hacerlo de uno de los principales representantes de este país, de un rubio melenudo que tuvo su particular Tratado de Versalles cuando perdió ante Miami las finales de la NBA de 2006 que dominaban por casi 3-0 (vencían por once puntos a falta de seis minutos en el tercer partido, pero acabaron cayendo por 4-2).


Dirk Nowitzki, probablemente, se planteó que había dejado pasar una oportunidad única para ganar el anillo, pero sin embargo siguió trabajando, sufriendo verano tras verano vergonzantes derrotas con la selección, pero trabajando duramente con su entrenador personal para consolidar sus mágicas fintas y su imperial tiro exterior.


Lo de esta noche, en el cuarto partido de la Final de Conferencia ante los Thunder, con quince abajo a falta de poco más de cinco minutos, se puede considerar como la particular venganza del jugador alemán, como la recogida de la cosecha de tantos años de trabajo y de siembra. Le persiguieron, quisieron detenerlo uno contra uno y también con "traps", pero Dirk no ve obstáculos en el camino entre el balón y el aro cuando se trata de echarse el equipo a las espaldas.


Han sido cinco duros y largos años. Durante este período Marc Cuban ha sido el particular George Marshall para el alemán demandando paciencia a su estrella y sentando las bases de la recuperación contratando veteranos sedientos de títulos y sobrados de talento como Jason Kidd o Jay Terry. Todo ello bajo las órdenes de un entrenador modesto como jugador y criado como técnico en el entorno de los Celtics de los 80. Rick Carslile, aunque a veces pueda mostrarse falto de soluciones, es un ingeniero con todo previsto y sin margen para la improvisación. Y si tiene alguna duda siempre puede preguntarle a Jason Kidd, que para eso está.


Y es momento de hacerse unas cuantas preguntas. ¿Quién podrá parar al alemán? ¿Hay ala pívots en los equipos de la Conferencia Este capaces de defenderle sin ayudas? Yo, sin tener un duro, me atrevo a apostar que Dirk, acompañado de tan fieles y sabios compañeros, conquistará su misión y se enfundará el anillo. Pura confianza en la tecnología germana.


UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Casi sin enterarnos



Se acabaron las 34 jornadas de tedio, perdón, de liga regular en la ACB. Y por poco no nos damos ni cuenta. Televisión española se centró en el tenis y se olvidó del baloncesto. Lógico tratándose de un Nadal-Djokovic, comprensible por los cambios de horarios ocasionados por la meteorología, pero triste, muy triste para todos aquellos a los que nos gusta este deporte.

Y es que, de no tratarse de mayo, de no ser porque es la época en la que las competiciones van tocando a su fin, hubiera sido complicado adivinar que los playoffs de la mejor liga europea comienzan el próximo jueves.

Y Portela y toda su organización, a pesar de no recibir, quizá por merecimientos propios, apenas atención mediática, ya tienen diseñados los cruces y ya han entregado todos los premios. Fernando San Emeterio ha sido elegido mejor jugador de la liga y en el mejor quinteto están su compañero Marcelinho Huertas, Jaycee Carroll, Caner Medley y Ante Tomic acompañando al cantabrón (con todo el cariño).

El mejor entrenador, por segundo año, ha sido Xavi Pascual. Imagino que ha sido más bien por descarte. No digo que lo haya hecho mal el de Gavá, digo que la competencia no ha sido demasiado dura. Messina abandonó el barco, Molin bastante tiene con lo que tiene, Dusko se huele que le quedan dos telediarios por Vitoria, Aíto demostró que le pesan los años y Pesic tal vez llegó demasiado tarde para convertir al Power Electronics en uno de los mejores equipos desde que el serbio tomó el mando de las operaciones.

Supongo que Porfirio Fisac también estuvo en las quinielas por su filosofía del menos por menos es más. Pero claro, quién le va a dar un premio de este calado a un humilde segoviano que se ha formado en los patios y pabellones de Castilla y León. Eso sí, en Valladolid tardarán muchos años en olvidar esta temporada.

Como sucede en ocasiones ser primero ha sido un arma de doble filo pues el Barcelona deberá enfrentarse a un revitalizado Unicaja de la mano de un Chus Mateo que ha sabido dar a sus jugadores las claves para reforzar su autoestima y para que recordaran que el talento no se había volatilizado, que sólo había que reconducirlo. Que tengan cuidado los pupilos del mejor entrenador del año si no quieren sustos en la primera ronda.

Y no quiero olvidarme ni del Granada ni del Menorca, que abandonan la primera categoría y que, seguro, están pensando ya en recuperarse de este palo para tratar de regresar a la ACB. Mientras tanto, si nos dejan los horarios de otros deportes, sentémonos a disfrutar de los ocho equipos que lucharán por la gloria:

Barcelona- Unicaja Real Madrid-Fuenlabrada

Power Electronics- Bizkaia Bilbao Caja Laboral-Gran Canaria 2014

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Phil´s eleven



No es que pretenda comparar a Phil Jackson con Danny Ocean. Es más, todos los colegas de Danny Ocean, aunque ladrones reconocidos, le fueron mucho más fieles en todas sus empresas delictivas de lo que ayer le demostraron a Phil sus jugadores.

Siento hacer este tipo de comparación, pero Jordan jamás se hubiera permitido un desastre de tamañas proporciones. Hubiera asumido el protagonismo, habría agarrado de la pechera a Horace Grant o a Toni Kukoc y les habría dicho: "Contad conmigo y yo contaré con vosotros". Y es que el lenguaje corporal de hombros caídos y mirada perdida que ayer pudimos observar no encuentra comparación alguna en la historia reciente. Grandes dinastías han caído, pero nunca de esta manera. Los Lakers de Magic abandonaron jugando una final contra los Bulls andando porque ya no podían de otra manera, pero jugando una final. Los Pistons de Thomas, Dumars y compañía siempre dieron la cara hasta el último momento, por no hablar de los malheridos Celtics del big three McHale, Parish y Larry Bird quienes con la espalda o el tobillo maltrecho siempre demostraron orgullo. Y qué me decís de los Spurs de Duncan. Cuatro anillos y este año mejor récord de la temporada regular. Eso es caer con dignidad.

Y no lo de ayer. La historia terminará por hacernos olvidar el ridículo de anoche y recordará por siempre los once anillos conquistados por Phil. Los seis de Jordan y Pippen, los tres de Shaq y Kobe y los dos de Kobe y Gasol. Sin embargo, los buenos aficionados siempre recordaremos cómo se fue Jackson, empujado al vacío por unos jugadores que anoche nos invitaron a pensar que nunca creyeron en él. Que ganaban porque eran muy buenos, pero que no lo hacían por Phil. Que lo hacían por ellos.

Y habló Magic. Tarde. Criticó el juego del equipo y la planificación de la plantilla. Tarde. Eso se hace en verano, pero claro, eres Magic y tu historial te permite decir esto. Y aun cuando para muchos Kobe pasará a ser el mejor jugador de la historia de los Lakers, tú lo seguirás siendo para mí y para unos cuantos que apreciamos otro tipo de aspectos como tu carisma, la revolución que introdujiste en el juego o tu versatilidad para ganar anillos incluso jugando de pívot (42 puntos 17 rebotes jugando de pívot en ausencia de Jabbar durante su año de rookie en el sexto partido de la final ante los Sixers). Pero era tarde.

En la Avenida Figueroa, sede del Staples Center, se huelen aires de cambio. Se recomienda por megafonía a Gasol, Bynum y Odom que tengan las maletas preparadas durante todo el verano. Así de injusto es el baloncesto porque ellos fueron los principales pilares para conquistar sobre todo el último anillo cuando Bryant había perdido toda inspiración en la serie contra Boston. Pero Kobe es intocable, es leyenda viva de una de las dos mejores franquicias de la historia. Y se comprende.

Lo que no se comprende es como la banda de Phil le hizo la cama de un modo que ni siquiera Danny Ocean hubiera podido idear. Pero lo del Phil´s eleven no era para hacer la gracia, que también, sino sobre todo para rendir tributo al mayor mito viviente de los banquillos, para el único que cuando (esperemos que dentro de muchos años) ascienda al paraíso podrá mirar cara a cara a Red Auerbach. Será entonces cuando se fumen ambos un puro recordando, entre bromas, el desgraciado día en que el Maestro Zen dijo adiós a los banquillos.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Va por ti Seve



Lo siento, pero hoy me importa un carajo el ridículo que hizo ayer el Madrid en la Final Four. Lo siento si pensáis que la noticia de hoy es que los Lakers están más cerca que nunca de caer eliminados. Lo siento si hoy ni siquiera me preocupa lo que puedan hacer mis Celtics ante Miami. Lo siento, pero hoy nos deja uno de esos deportistas cuyo halo se propaga mucho más allá del deporte en sí. Hoy toca hablar de Seve. Y os juro que no hubiera querido hacerlo.

Pocos le pudimos seguir en directo o si llegamos a verle ya no era ni una sombra de lo que un día fue. Su espalda maltrecha hizo que su carrera fuera demasiado corta. Fugaz pero intensa y es que tuvo tiempo para dejar la marca de mayor número de triunfos en el Circuito Europeo de Golf, para ganar cinco majors, para cautivar con su sonrisa y con sus aires de la España cantábrica a millones de seguidores por todo el mundo.

Y fuimos injustos con él. Hablo de los españoles. Mientras los ingleses llamaban Sevy (apodo que recibía en el Reino Unido) a sus hijos e incluso a sus mascotas, Televisión Española decidió emitir una carrera de caballos mientras Ballesteros conquistaba su segundo Open Británico en la cuna del golf, en el mejor escenario para hacerlo, en el edén de todo golfista. En Saint Andrews.

Sin embargo, con el tiempo nos dimos cuenta de lo difícil de su empresa, de la hazaña que suponía que el hijo del cuidador del campo de Pedreña conquistara terrenos vedados para los españoles, e incluso para todos los europeos como Augusta. Convirtió la Ryder Cup, el encuentro bianual entre norteamericanos e ingleses en el que casi siempre ganaban los primeros y de paliza, en uno de los cinco eventos deportivos más importantes sólo por detrás de los Juegos Olímpicos y de los Mundiales de Fútbol en lo que a repercusión se refiere tras incorporar a los jugadores del resto de Europa a la competición.

Empezó jugando con un solo palo, un hierro 3, y con él aprendió a dar todos los golpes. Se le recordará siempre por un golpe increíble desde el aparcamiento que prácticamente le aseguraba su primer Open Británico en Royal Lytham y rivalizó con Nick Faldo por el título de mejor jugador europeo de todos los tiempos. Seguro que Sir Nick aceptaría con gratitud que ese aval le correspondiera a nuestro Seve. Porque fue Ballesteros quien rompió las barreras, fue quien hizo del golf un deporte cada vez más popular y menos elitista, fue quien nos enseñó que no había golpes imposibles.

Hoy la vida le ha demostrado que la muerte sí es irreversible. Que no se la puede evitar ni con un draw ni con un fade (diferentes efectos que se le dan a la bola). Esta vez el hoyo que es la vida te ha hecho una corbata amigo Seve, pero nosotros siempre te recordaremos embocando la bola en aquel hoyo 18 del Viejo Campo de Saint Andrews, que televisión española nos privó de ver. 



Fuiste grande Seve. Y lo sigues siendo. Muchos birdies allí donde estés. 


VA POR TI SEVE.

Es el baloncesto




Apenas han pasado noventa minutos, escasa hora y media en la que he tenido la oportunidad de conocer mejor que nunca a mis jugadores, de abrazarlos, de sentir lo que sentían y de conocer lo que pensaban.

Hace una hora y cuarto recorría el pasillo de un autobús para sentarme en la última fila como hacen los alumnos más gamberros cuando salen de excursión con el colegio. No era mi intención liarme un porro a hurtadillas o tan siquiera vacilar a los profesores. Quería tomar el pulso a todos y cada uno de mis jugadores para tratar de que sintieran mi calor y el orgullo que siento por haberlos podido entrenar durante todo este año.

Ganó la lógica y no hubo opción, vencieron los cuatro días de entrenamiento sobre los dos, el conocimiento del terreno y la experiencia. Santa Marta ganó y se merece nuestra enhorabuena, pero nosotros no perdimos. O yo al menos lo siento así.

Todo este año de entrenamientos mejores y peores, de grandes partidos y pequeñas decepciones, de alternancia de aciertos y errores, es ya una página más en la historia de nuestra vida. Supongo que es de ley que las personas entren y salgan de tu vida, que los momentos sean efímeros y que apenas tengamos tiempo para saborearlos. Supongo que entrenaré a más equipos y que el paso del tiempo difuminará estos recuerdos. Pero yo me niego a hacerlo.

He tenido pocas experiencias más enriquecedoras que los quince minutos de autobús que nos han traído de vuelta a Salamanca. Hay pocos materiales más transparentes que el corazón de un chaval de quince años.

Lo mejor de todo es que el baloncesto sigue, que a pesar de que cada partido deje un único ganador, el equipo derrotado trabajará duramente para que la próxima vez todo sea diferente. Esto es lo que lo convierte en especial. Es por eso que lo queremos tanto, aunque a veces nos genere dolor o frustración. Es la vida misma. Es el baloncesto.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

Santa Marta, allá vamos




5 de mayo. Punto final a una temporada magnífica del equipo cadete de Padres Trinitarios. 5 kilómetros separarán el autobús que cojamos en Paseo Canalejas del Municipal de Santa Marta, ese pabellón al que queremos convertir en un nuevo lugar de culto para cuando un día nos juntemos en torno a la barra de un bar para recordar este día.

Es una lástima que sólo pueda haber un entrenamiento previo a una final. Ayer martes, durante el último ensayo antes del partido, mis chicos parecían adultos no en busca del Provincial de Salamanca, sino más bien camino de Barcelona para jugar la Final Four. Nunca les había visto tan concentrados, nunca tan motivados ante una meta que para ellos supone casi tocar el cielo con los dedos.

Y ganar será lo de menos. Ya se lo dije. Jugamos contra un equipo con una gran mayoría de jugadores federados, de jugadores que entrenan cuatro días a la semana y que están acostumbrados a las grandes citas, a los grandes partidos. Pero no vamos a Santa Marta para recoger la medalla de los perdedores, no sin entregar todo nuestro sudor y alguna gota de sangre si en ello nos va la victoria.

Imagino que en Santa Marta también tienen el confeti preparado como aquellos Lakers del 69. Yo desde luego no llevo puro porque no fumo. Está por ver si ganarán los que tienen que ganar o si habrá un nuevo Don Nelson que meta esa canasta con la que nadie contaba y que nos dé el triunfo.

Ayer pude mirar a los ojos de mis jugadores recordándoles que el trabajo ya está hecho, que mañana no hay ninguna final porque están sólo en el principio. Con 15 ó 16 años el baloncesto acaba de entrar en sus vidas. Mi objetivo no es que ganen, es que después de ganar o perder, eso da igual, tengan ganas de coger un balón, llamar a un amigo y bajarse los tres, su amigo, el balón y él, a lo que tradicionalmente llamamos "echar unos tiros".

Ojo, Santa Marta, allá vamos. Y nos gusta mucho el baloncesto. Eso ni lo dudéis.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS