Dos Ricardos en Minnesota



En medio de un Europeo de baloncesto que no está haciendo más que retroalimentar las dudas que existen sobre la figura de Ricky Rubio, la última noticia que va a afectar decisivamente a su carrera ha saltado del otro lado del charco tras conocerse cuál será su entrenador en caso de que el Lockout toque, como todos esperamos, a su fin en las próximas fechas.

Será Rick Adelman, miembro destacado del Club del Abuelo Víctor creado por Andrés Montes para referirse a todos aquellos entrenadores que parecen llevar en la liga toda la vida. Será un hombre que en la Universidad, como jugador, promedió 18 puntos hasta convertirse en el sexto máximo anotador de su College (Loyola) para luego desarrollar una modesta carrera en la NBA durante siete años.

Rick Adelman es el entrenador que relegó a Petrovic al fondo del banquillo de los Blazers cuando el genio de Sibenik aterrizó en la NBA. Adelman es, también, el entrenador que hacía de segundo de Jack Ramsay cuando debutó Fernando Martín como tres en la mejor liga del mundo. Pero claro, no se le puede acusar de xenofobia al entrenador que mejor rendimiento sacó a jugadores como Vlade Divac, Pedja Stojakovic o Hedo Turkoglu.

Rick Adelman es ganador y es perdedor. Su récord de victorias, 860-537, impresiona y, por el contrario, la ausencia de anillos nos hace dudar de su verdadera capacidad para dirigir partidos de enorme presión. Alcanzó dos finales de la NBA, en 1990 y 1992, pero en ambas se enfrentó a rivales demasiado poderosos (Pistons y Bulls respectivamente) y no jugó la final de 2002 cuando entrenaba a un equipo que olía a título por los cuatro costados y que se quedó a un partido del gran premio al perder en el séptimo partido de la final de Conferencia contra los Ángeles Lakers, partido que, de haberlo ganado, les habría conducido a un paseo militar contra los Nets de Kidd y once más.

El mismo entrenador que dirigió a dos equipazos como los Blazers de principios de los 90 y los Kings de principios de milenio sacó un extraordinario rendimiento de una plantilla, la de los Rockets de finales de la pasada década, mermada por las lesiones de Yao y Mcgrady a partir de una defensa férrea y de un juego colectivo primoroso que les llevó a jugar un séptimo partido de semifinales de Conferencia contra los Lakers de Kobe y Pau.

Parece, por tanto, que Rick Adelman se adapta a cualquier tipo de registro en función de las posibilidades de sus jugadores. Con unos Blazers muy atléticos con Drexler y Porter a la cabeza propuso un juego muy físico orientado hacia el contraataque. Con unos Kings de jugadores muy inteligentes (Webber, Divac, Bibby, Turkoglu, Stojakovic, Christie, Bobby Jackson) pero con poca pinta de deportistas, Adelman apostó por un juego en media cancha basado en una rápida circulación de balón de poste bajo a poste alto, de lado fuerte a lado débil, que nos maravilló a todos.

Lo que está claro, y esto afecta gravemente a Ricky, es que el mismo entrenador que castigó con el ostracismo a Drazen y que, sin embargo, encumbró a Stojakovic, es un hombre poco amante de los rookies, jugadores a los que suele exigir un prolongado período de adaptación a las dinámicas existentes en la liga tanto dentro como fuera de la cancha. Lo bueno para Rubio es que por mucho que Rick prefiera equipos plagados de jugadores veteranos, en Minnesota se va a encontrar con una plantilla muy joven en la que Ricky no desentonará en absoluto.

Es más, la innegable apuesta por el juego ofensivo de este californiano de 65 años favorecerá la integración de nuestra joven promesa en un equipo al que empezó haciendo de menos y en el que ha sido recibido como un ídolo. Adelman y Rubio son dos "Ricardos" a la búsqueda de una entente que haga crecer a una franquicia que aún sigue echando de menos a Kevin Garnett. Estoy seguro de que dos tíos inteligentes como ellos acabarán entendiéndose con una simple mirada. ¿Vosotros qué pensáis?

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Juanpe Núñez dijo...

@Juanjo
Gran entrada, pero pienso que da igual el entrenador que tenga Ricky en la NBA, la galleta que se le pegará será de ordago.
Sin tiro exterior, sin fisico, sin 1x1 determinante... Que le queda para triunfar alli contra los grandes playmakers???
Y lo más preocupante es que parece que su progresión ha entrado en barrena, no levanta cabeza...
Y con todo lo dicho no quiero decir que le desee lo peor, sino todo lo contrario desde aquí desearle a Ricky LO MEJOR!!!

P.D.: Su entorno, le tendría que haber aconsejado esperar como minimo otro año más antes de dar el salto definitivo a la NBA

anónimo dijo...

Pienso que un base que no anota es un hándicap para un equipo.

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