Aclarando conceptos (IX)



Menuda polémica con el paso cero, con este ataque velado a nuestra infancia y a nuestra ingenua manera de contar aprendida en aquellas tardes de Barrio Sésamo. “Uno, dos y tres”, nos decían Epi y Blas. “Uno, dos, tres: pasos” nos decíamos los unos a los otros en el colegio mientras aprendíamos a entrar a canasta. Como “pasos” se oye desde la grada cada vez que hay una acción dudosa del equipo contrario, “ha dado tres pasos, árbitro, uno dos y tres” –cuando no “cámino”, en una versión más antigua y entrañable del término.

Y se seguirá oyendo. Por mucho que FIBA, en un intento por homogeneizar las reglas, haya aceptado el concepto de “gather step” o “paso cero” (hasta ahora nadie lo ha explicado mejor que Miguel Martín en el siguiente enlace), como un primer apoyo coincidente con el amasamiento del balón que no debe contabilizarse, que Epi y Blas deberán omitir a partir del 1 de octubre, al menos a la finalización del dribling y en todas las recepciones en carrera (cortes a canasta, continuaciones tras bloqueo, salidas de pantallas, contraataque,…). En realidad venimos a aceptar aquello que los americanos vienen tiempo llamando “two steps and a half”, lo que en una traducción más o menos literal serían “dos pasos y medio”, siendo el medio el paso que se da durante la toma de control del balón.

Este cambio de reglas ha levantado más expectación de lo habitual por tratarse, en cierta medida, de una capitulación del baloncesto FIBA, del baloncesto de escuela, el de toda la vida. El baloncesto técnico, ortodoxo, más afín al espíritu original del juego, lo que en cierta medida es verdad, pues James Naismith apuntaba en la tercera regla que “a player cannot run with the ball”, vamos que “un jugador no puede correr con la pelota”. Pero claro, aquel reglamento también decía que la segunda falta supondría la salida del jugador del campo hasta que el equipo contrario metiera una canasta (que antes eran goles) y que la tercera falta consecutiva de un equipo daría lugar a una canasta automática para el oponente.

No es que importe mucho, pero mi opinión es favorable al cambio. La introducción del paso cero fomentará situaciones en transición y ganaremos variedad en las finalizaciones, con las que antes era necesario hilar muy fino –demasiado. Recuperaremos los reversos para sortear la ayuda de los grandes y, en teoría, podremos respirar tranquilos viendo a nuestros jugadores practicar el traspiés o el euro step, esos fundamentos que entrenábamos los lunes poniendo mucha atención al momento de agarrar el balón para que luego, los fines de semana, siempre fueran pasos “por si acaso”, preventivos.

Para un seguidor habitual de NBA este cambio no es ni mucho menos dramático y, en general, como truco, creo que debe interpretarse como una relajación de la regla. Todo lo que antes (en las situaciones descritas) nos parecía una infracción por pasos ya no debe ser entendido de esta manera. ¿Y a la hora de entrenar? Pues lo que les decía: a recuperar los reversos en tres apoyos (dos apoyos y medio o cero más dos), a relajarse con los traspiés y “euro steps”, a insistirle a los grandes con aquello de que no boten en las continuaciones, a desaprender lo de palmear el balón en las recepciones en contraataque para pasar a agarrarlo y a correr antes de botarlo (lo que acabará con aquello de no dársela al grande en contraataque), y a fomentar los cortes y el juego sin balón, pues difícilmente después de una recepción de este tipo un jugador dará tres apoyos y medio, los necesarios para que un árbitro interprete pasos de acuerdo con la nueva norma. Aunque who knows?





UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

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