Yo vi otro derby... ¿y tú?






Corrían las ocho de la tarde de un frío 9 de diciembre en la Península Ibérica. Twitter ardía a consecuencia de una primera parte demencial en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Un escandaloso 52 a 58 lucía en el luminoso para el deleite de los aficionados. Algunos, de hecho, empezaban a pedir la dimisión de Pascual, Messina, Maljkovic,... Es decir, el destierro de los grandes gurús defensivos de los últimos veinte años. Obviaban, me parece a mí, que los grandes protagonistas de esos maravillosos veinte minutos de encuentro habían sido, además de los inspirados English y Gabriel, unos colegiados que hincharon artificialmente, con faltas inexistentes en base a un criterio ultraconservador, (para su trabajo que no para el espectáculo) un marcador tan grandilocuente como exagerado.

Y entonces llegó el descanso. Y entonces Laso y Vidorreta debieron contactar con los viejos gurús condenados a galeras por los aficionados y en la charla del descanso hablaron únicamente de defensa. Especialmente el entrenador del Real Madrid que decidió apostar por Draper para defender a Granger pasando a Llull al 2 para defender a English y ordenar constantes ayudas defensivas sobre Germán Gabriel. Resultado: 9-0 en cuatro minutos y medio y tiempo muerto de Vidorreta. ¿Para qué? Para meter una zona 1-3-1 tan agresiva como la voz de Justin Bieber que luego tuvo que transformar en una más ortodoxa 2-3. Estas indicaciones unidas a la concienciación individual y grupal de los jugadores, a la moderación de los colegiados en su actuación y al menor acierto de los jugadores determinaron que el cuarto finalizara con un modesto 14 a 12 que ya no generó tanta pasión entre las masas.

El último cuarto presentó el mismo semblante del anterior. La defensa zonal del Estudiantes, repasada en un tiempo muerto instantáneo (tras un minuto de juego) por su entrenador convirtió las habituales veloces posesiones del Real Madrid en lánguidos movimientos de balón por el perímetro que culminaban con tiros lejanos y en rebotes ofensivos aprovechando uno de los puntos débiles de este tipo de formación. La tradicional voluntad de correr derivó en un control absoluto del tempo del partido jugando, nuevamente, con otra de las flaquezas de estas defensas zonales.

El Estudiantes, por su parte, se estrelló contra una defensa individual que trabajó mucho mejor en la defensa de los bloqueos directos, en los closeouts hacia perímetro y también y, sobre todo, en el poste bajo. Y es que a Pablo Laso no le pagan porque el aficionado se divierta viendo como Germán Gabriel vuelva loco una vez tras otra a sus interiores en el uno contra uno o a English en plan estelar culminando con un triple sin oposición cualquier aseada circulación de balón. No, a Pablo Laso le pagan por ganar y si para ello debe hacer un par de ajustes defensivos y renunciar puntualmente a las posesiones cortas no creo que nadie se lo pueda reprochar.

Por todo ello a mí me gustó mucho más la segunda parte del Madrid que la primera. La que gana 22 a 29 con total control del partido y silenciando a una hinchada que se había apoderado del encuentro durante un segundo cuarto muy caliente que en nada beneficiaba a las opciones victoriosas del Real. Me gustó el Madrid que se confió a la defensa pues sólo de esta manera podrá competir en Europa y contra el Regal Barcelona. Cuando se enfrenten uno contra el otro los dos mejores equipos del país no será una cuestión de estilo y sí de defensa. De ganar. Porque sólo ganando podrá triunfar la filosofía de juego vertical y veloz que propone este Real Madrid. Y para ganar, nos guste o no, hay que manejarse bien en todos los registros. También en los ritmos lentos.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Explorador dijo...

Yo soy de los de la primera. Entiendo que la defensa es importante, pero dado que ambas características del juego son alternas y obligadas, veo ben que se trabaje la defensa, pero no que se la privilegie sobre el ataque. Dicho esto, de acuerdo, a los profesionales les pagan por ganar, desde luego. Pero creo que, en n sentido más amplio, el baloncesto debe competir con otros deportes por los afcionados, y es más fácil si lo plantean como un espectaculo dinámico que como una minuciosa partida de ajedrez.

Un saludo :)

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