Sesenta segundos



Sesenta segundos que suelen ser noventa. Cinco rostros desdibujados por el esfuerzo con la mirada un tanto perdida. Sombras que apenas se mueven. Ruido que nunca se detiene. Tiempo muerto en la pista. Sólo habla el entrenador. Tenga o no algo que decir.

Y es que ha habido numerosas discusiones sobre el verdadero valor de la palabra. Algunos prohombres de nuestra civilización nos invitaron con sus sentencias a mantenernos callados. Ya lo decía San Antonio de Padua: “Cesen las palabras, por favor, y sean las obras quienes hablen”. Sin embargo, yo me sitúo más en la linea de André Maurois cuando afirma: “las palabras acercan; los silencios destruyen”. Probablemente lo más indicado sea alternar blancas y corcheas, sonidos y silencios en una partitura que no ha de ser preciosa, pero sí comprensible, que no ha de trasladarnos a dimensiones lejanas, sino que tiene como fin reubicar a unos jugadores desorientados hacia el camino que les debe conducir al objetivo final, sea cual sea éste en función de las capacidades del colectivo.

Doc Rivers no sólo fue un gran base, no es sólo un gran estratega y no es sólo el poseedor de la pizarra más imaginativa de todo el baloncesto norteamericano. Es también uno de los grandes motivadores, el cemento que ha dado cohesión a un grupo plagado de grandes jugadores con sueldos muy dispares y con egos a considerar. No sabemos si nació con este don o si tuvo que aprenderlo. Lo cierto es que es un excelente comunicador y para muestra, si no, un botón. Un pequeño recordatorio de lo que significa jugar en un equipo para quienes lo saben muy bien en previsión de que puedan olvidarlo en el fragor de la batalla. "Sé que todos queréis ganar. Pero no podéis hacerlo solos. Tenemos que hacerlo JUNTOS. TOGETHER".



Más castiza y próxima nos resulta la figura de Porfirio Fisac. El segoviano sabe sacar lo mejor de sus jugadores. En sólo cincuenta y dos segundos de vídeo habla de la importancia de la comunicación no verbal, del lenguaje corporal, de la importancia del no pensar en el corto plazo, de mantenerse en la ruta hacia un objetivo que no siempre está a la vuelta de la próxima esquina, sino que se puede encontrar, incluso, al otro lado del río.



Lo cierto es que no conviene perder los nervios. Los enfados, las protestas e, incluso, las salidas de tono deben partir de un autocontrol necesario y recomendable. El entrenador debe estar al mando de la situación. Él ha de ser un ejemplo para sus jugadores puesto que lo que transmita con su lenguaje corporal le acabará afectando a éstos. Un caso paradigmático de lo que no se debe hacer es el de Stan Van Gundy, entrenador de los Orlando Magic que se retrata a sí mismo en el siguiente vídeo y que fue caracterizado aún mejor en la siguiente columna del blog de Antoni Daimiel que os recomiendo que leáis: “Gritar para que no griten”



Y si por algo echaremos de menos a Messina después de su espantada y de su mudanza a los Lakers será por sus tiempos muertos. Es probable que cuando se reanude la temporada NBA, el italiano sufra mucho para reprimirse mientras Mike Brown se dirija a sus jugadores con un discurso que ya puedo imaginar: “dadle más balones a Kobe” (que ya llevará para entonces 30 tiros). ¿Podrá el italiano abstenerse de decir aquello de “sólo porque lo sepáis todos. Felipe no puede jugar y Carlos tampoco. Si podemos estar con la cabeza en el partido bien, si no perdemos. Lo merecemos, lo merecemos,...”. Lo cierto es que el siciliano nos regaló numerosos tiempos muertos en los que los silencios, durante los cuales la tensión podía cortarse, reinaban sobre las palabras dejando lugar para la reflexión. He aquí algunos ejemplos. 





Por último, un minuto puede ser suficiente para que de la mente del entrenador salga una jugada que resuelva un partido, una canasta ganadora que mediatizará todo lo ocurrido durante los cuatro cuartos previos y que hará que unos sean muy buenos y los otros muy malos poniendo de manifiesto el fino hilo que separa al triunfo de la decepción. Seis décimas en el electrónico. 101-99 para Miami. Saca Pierce. Imaginad lo que viene después. 





Y es que no hay auditorio más exigente que el que configura tu propio equipo. Esos doce jugadores que te respetan porque les puedes hacer mejores y que esperan escuchar de tu boca palabras mágicas que reconduzcan situaciones, que les des las claves para sacar adelante un partido. Palabras que no siempre existen. Jugadas que no siempre salen. Porque hay un rival. Porque somos humanos. Porque, como he dicho muchas veces, el baloncesto es como la vida y en la vida hay muy pocos trazos rectos, hay muy poco blanco o negro. Hay mucho gris. Sin embargo, hemos de valorar esa posibilidad que nos da el reglamento, ese minuto que suele ser minuto y medio, como una opción para recordar nuestro mensaje, para refrescar nuestros objetivos, para acercarnos un poco más a nuestros jugadores.



Y si no, siempre podemos hidratar nuestros labios como hace aquí el entrenador de Missouri ante la atenta mirada de sus jugadores. 





UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Tòfol Ferriol dijo...

precisamente este sábado tuve que pedir un tiempo muerto muy curioso.Ibamos ganando de una distancia media de 6 puntos durante todo el primer tiempo, lo que nos llevo al descanso con 10 puntes de ventaja. En el tercer cuarto, un unico jugador de los suyos nos plnacho un traje nuevo a base de penetraciones (aquí en la Isla no es muy normal ver a un tio de 1.90 en junior jugando de 1), y no habia manera de pararlo. Mi mejor jugador, el que mejor le defendia estava con 4 faltas, y no quise arriesgar, ya que se me antojaba un final dificil. Y así fue. A falta de 2 minutos, ganàbamos de 2, pero ellos se nos estaban echando encima, animados por el público, que estava a muerte con su equipo, y si soy sincero, creo que nunca habia estado tan nervioso en un partido de tan poca trascendencia, pero bueno, de ahi se me ocurrió solicitar minuto, y mis palabras, no las recuerdos exactas, pero mas o menos fueron estas "a ver, a qui, hay que tener una cosa clara, si ganamos gana el equipo entero, si perdemos, la culpa es del entrenador, y vosotros me veis nervioso? me veis nervioso? porque parece ser que soy el único de aqui que esta tranquilo y no tiene miedo de perder, así que si yo estoy tranquilo, no teneis escusa para estar vosotros nerviosos, porque como es imposible perder, vamos a salir todos ganadores" dicho y hecho, en 1 minuto les hicimos un parcial de 10-0 fruto de de 5 recuperaciones (solo 4 hasta ese mismo periodo) que nos valiero 3 contraataques y dos veces tiros libres. Y el ultimo minuto, a disfrutar del baloncesto. Y es curioso también, porque fue en esa misma cancha (un pueblecito de Mallorca muy bonito llamado Capdepera)dónde con el equipo senior femenino que entrenaba la temporada pasada, marque mi primera jugada en pizarra que nos salió a la perfección para forçar la prorroga. Sera que también tenemos campos o mejor dicho, pistas talismanes.
Un abarazo para todos.

Juanpe Núñez dijo...

En primer lugar gran entrada si señor... Todos estos videos deberían verlos todos aquellos que quieran o aspiren a ser entrenadores.

Me ha gustado “dadle más balones a Kobe” (que ya llevará para entonces 30 tiros). ¿30 tiros? o más a ser posible.

Particularmente soy de los que opina que no hace falta chillar a tus jugadores para transmitirles lo que quieres de cada uno de ellos. Hay que hacerle ver sus fallos, pero desde la perpectiva de la tranquilidad...

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