Las diez claves para



"La gente quiere victorias rápidas. No saben lo que cuesta crear y construir". 

(Gregg Popovich)

¿Por qué tantos artículos, entradas de blog o libros de papel comienzan sus títulos de la misma manera que yo lo he hecho? ¿Por qué anuncian un número concreto? ¿Por qué se sirven de la palabra “clave”, elemento básico, fundamental o decisivo de algo? ¿Por qué los perseguimos con avidez, los leemos con deleite e incluso tomamos nota de su contenido? ¿Por qué los compartimos en las redes sociales? ¿Tal vez porque en el pasado experimentamos al menos una de esas diez “claves” y no nos fue mal del todo poniéndola en práctica? ¿Tal vez porque algún amigo nos recomendó leer a un determinado autor y ello nos permite dotar a sus palabras de una probada ciencia? ¿Cuántos amigos deben recomendar un artículo para que esta suspensión de la capacidad de juicio crítico acontezca? ¿Basta con un amigo si admitimos previamente que este es una voz autorizada en la materia?

Nos pasa a los entrenadores. Para creer a uno de los nuestros debe haber ganado un par de ligas. Para sentir que hemos aprovechado el tiempo viajando cientos de kilómetros debe ser un tipo reconocido y, además, aportarnos los secretos de su éxito. A pesar de las numerosas cautelas que los ponentes de numerosos clínics introducen en sus discursos (“es mi manera de ver las cosas”, “solo es una visión más”, “no pretendo sentar cátedra”) el espectador ansía claves, titulares, ejercicios que poner en funcionamiento en la próxima sesión, aunque estos persigan un objetivo no previsto en la planificación.

Olvidamos que no es tan importante el qué como lo es el cómo. Obviamos que entrenar es, ante todo, un acto de comunicación y que un mismo mensaje puede ser recibido de manera muy distinta en función de su articulación, pero también del vínculo que une al receptor con el emisor. Me niego a pensar que los diferentes resultados obtenidos por distintos entrenadores con las mismas plantillas se basen principalmente en que uno haya leído un artículo titulado “Las diez claves...”y el otro no.

Todo ello sin intención de refutar que existan diferentes teorías del entrenamiento y concepciones del juego, unas mejores que otras, y diferentes grados de conocimiento y experiencia, unos mayores que otros. Pero no, igual que para adelgazar no basta con leer un artículo que contenga cinco o seis recetas milagrosas, para aprender de un gran entrenador no basta con escucharlo o verle dirigir un entrenamiento. El gran aprendizaje pasa por comprender cómo se planificó, rediseñó y se edificó, ladrillo a ladrillo, el edificio al que debe parecerse un buen equipo a final de temporada. Y para ello no hay diez claves, ni cinco. Tal vez, si acaso, una que contiene un centenar: Sabia acumulación de experiencias. Y en la anterior frase, por supuesto, lo esencial es el adjetivo.


UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

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