Cábalas y desatinos





A escasos minutos para que comience un nuevo Eurobasket, de la manera improvisada que me caracteriza por ese determinismo geográfico que implica nacer en España, os avanzo unos cuantos titulares para ayudaros a no entender lo que sucederá durante las próximas jornadas en Eslovenia.

Porque aspirar a vaticinar lo que puede acaecer en esta gran cita continental es cuanto menos pretencioso. Más aún teniendo en cuenta las caóticas pretemporadas de los diferentes combinados nacionales, ese carrusel de victorias y derrotas sin sentido aparente que hace más difícil aún la elaboración de la siempre necesaria lista de favoritos.

Me tienta acudir a los nombres de siempre por aquello del gen competitivo o el peso de la camiseta, a las Croacia, Serbia, Eslovenia, Grecia, Lituania o Italia de turno como si Petrovic, Divac, Gallis, Sabonis o Fucka fueran a vestirse de jugadores de baloncesto. Sin embargo, aunque sean sus herederos soldados menos cualificados y aunque el gen se haya disuelto como consecuencia de la globalización no faltará ninguno de estos países en la nómina de aspirantes.

No he citado a Francia. Tampoco a España ni a Turquía, las tres principales candidatas, mis personales apuestas a podio final, aunque no me atreva ahora mismo a determinar el orden. Pero vamos, no deja de ser esto un brindis al sol, una bravata que me exijo como bloguero cada vez menos prolífico, como televidente cada vez más perezoso de un deporte que empiezo a identificar con NBA, cuando no con otras épocas más lustrosas y definitivamente mejores.

Lo reconozco, no he sido capaz de analizar una a una las selecciones participantes. Eso lo hubiera hecho con doce años, cuando la agenda sólo te impone comer y dormir y todo lo demás son cuentos que te inventas para rellenar tu niñez. Y ojo, no es una crítica sino una señal de envidia para aquellos que por trabajo o por gusto lo hayan podido y querido hacer. Ellos, sin duda, estarán mejor preparados para apostar y hacer cábalas, aunque luego el baloncesto las dejará, igual que a las mías, en papel mojado.

Por mi pereza no he podido comprobar si la versión capitidisminuida que presenta España es suficiente como para presentarse a Eslovenia con el cartel de máxima favorita. Dicen los que saben que sí, que las ausencias han sido mal común, casi epidémico, y que nuestro bloque sigue siendo el mejor jugador por jugador y como conjunto. Y yo que no las tengo todas conmigo. Como sí las tenía en Polonia o Lituania a pesar de los tropiezos iniciales y las malas sensaciones que avivaron las críticas a Sergio Scariolo. Cómo íbamos a perder con Pau en el poste y Navarro en el perímetro.

Pero ahora ni el uno ni el otro. Tampoco el de más allá y el que tenía que venir para cubrir la baja del de más allá. Ni siquiera Felipe. Pero bueno, quizá tengan razón. Puede que antes fuéramos mucho mejores y ahora, simplemente, mejores. Pase lo que pase nos lo contarán Antonio Sánchez y Antoni Daimiel desde la república menos yugoslava de la extinta Federación. Y si con eso no les basta les invito a seguir las crónicas que puntualmente iré publicando en una web que con dos años recién cumplidos sigue creciendo gracias a un fervor casi enfermizo por este deporte, www.jordanypippen.com

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

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