Ewing can read this







Tienen los grandes hombres, los grandes de verdad, la cada vez más extraña capacidad de observar el mundo desde el ángulo desde el que lo haría un habitante de Lilliput. Sabiéndose pequeños luchan y perseveran hasta alcanzar sus objetivos y de su boca, antes que un insignificante yo, suele salir un inmenso gracias. Precisamente gracias, "thanks", fue la palabra más veces pronunciada por Patrick Aloysius Ewing en su discurso de entrada en el Hall of Fame del baloncesto, uno de los contados santuarios de los que un joven jamaicano de orígenes humildes puede sentirse parte importante sin necesidad de prostituirse moral o socialmente.

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