Hoy toca hablar de fútbol


Sé que entenderéis que hoy no escriba sobre baloncesto. Lo que sucedió ayer casi me lo exige...


Me toco la escayola para comprobar que todo está bien y que el dolor es ya casi inexistente. Son las once de la mañana del 12 de julio de 2010 y acabo de despertar tras una noche intensa. Sólo saber que el yeso seguía allí, intacto, me permitió diferenciar realidad y ficción mientras estiraba mis músculos. Aquel yeso del que me desprenderé esta misma tarde si mi cuarto metacarpiano ya está soldado ha sido un inseparable compañero durante 40 días que no olvidaré fácilmente.

Con él en la mano disfruté viendo a mis compañeros de equipo levantar el Trofeo Diputación de baloncesto, me frustré y lamenté mi infortunio al ver caer a los Celtics, orgullosos en la derrota, pero incapaces de frenar a unos Lakers más jóvenes y potentes. Pero con esta maldita férula que se ha empeñado en convertirme en ambidiestro he podido emocionarme comprobando que todo en esta vida es posible, incluso que la selección española de fútbol se alce con la Copa del Mundo haciendo que todo el país se lance a la calle con camisetas rojas para expresar un mismo sentimiento con diferentes cánticos y muestras de euforia.

Pero ésta no es la historia de una escayola. Es más bien la historia de miles de batallas perdidas, de héroes caídos y de sueños rotos. Es la historia de ese cuento que parece que nunca tendrá final feliz. ¿O no? No, esta vez no. Este 12 de julio no lloré por una injusticia arbitral o por una mala jugada del destino. Lloré al degustar ese sabor de la victoria que tantas amarguras del pasado parece enterrar para siempre. Mi abuelo hubo de esperar 102 años para conocerlo. Ese niño o niña que vieron la luz anoche poco después de las once, sólo unos minutos.

Mis lágrimas estaban dedicadas a quienes nos dejaron sin saber que España podía y sabía ganar un mundial. También van dedicadas a aquellos que tuvieron que abandonar sus hogares y que encontraron en España un lugar para rehacer su futuro, a todos aquellos inmigrantes que se sienten nuestros compatriotas y que nos ayudan a crecer individualmente y como colectividad. Este triunfo también es vuestro.

Desconozco los misteriosos encantos que convierten a un partido de fútbol, un juego de pelota en el que dos equipos de once jugadores pugnan por conducir el balón hacia un espacio imaginario delimitado por tres postes y una línea de cal, en una especie de obra de arte capaz de reunir en torno a ella a miles de almas empujando desde la distancia a aquellos con quien se indentifican. No logro entenderlo. Ni quiero.Hoy no.

Hoy prefiero flotar sobre mundos que no entienden de lógica y raciocinio. Hoy es momento para dejarse llevar, para abandonar complejos del pasado y superar barreras. Si lo han hecho estos chicos con un balón en los pies todos podemos hacerlo.

Hoy sólo quiero que el triunfo de la selección ayude a los españoles de a pie a superar los malos momentos. Sólo pido, por favor, que el 11 de julio no se quede en uno de esos días especiales que recordamos abriendo un álbum de fotos. Quiero que el 11 de julio se convierta en el renacer de la nación española que sólo es posible si tú, orgulloso español o española, comienzas a creer que ese gol de Iniesta también lo puedes marcar tú todos los días de tu vida.

GRACIAS A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL POR HACERNOS RECOBRAR LA AUTOESTIMA Y HACERNOS SENTIR ORGULLOSOS DE SER QUIENES SOMOS




4 comentarios:

Fer dijo...

Lo más impactante de todo esto, es que escribes estas parrafadas con una sóla mano jaja

Anónimo dijo...

Enhorabuena a todos por el triunfo en el mundial.

Por cierto, Calderón a los Bobcats donde será el líder indiscutible sobre la cancha.

Suerte con la recuperación de la mano crack. Ya me dejarás saber cómo va.

NCAA fan

Iceman14 dijo...

VIVA ESPAÑA!

JJ Nieto dijo...

Pues sí, Calderón a los Bobcats, Al Jefferson a Utah (para mí mejoran lo que tenían con Boozer), Fisher se queda en los Lakers, Ilgauskas firma con los Heat y Morrow se va a los Nets. Esto no para.

Gracias por los comentarios

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