Regala baloncesto




Un paseo y un regalo testimoniaron que la entente entre Podemos y PSOE, entre la izquierda del arco parlamentario español, es posible de cara a la formación de un eventual gobierno: un paseo a la segunda luz del día, en la intimidad de una Carrera de San Jerónimo vacía y sin cámaras, y un regalo entregado sin segundas intenciones, nacido de lo más hondo del alma. Ironías aparte, aunque sea cierto que la nueva política es ante todo marketing; aunque en este caso el regalo, lejos de ser un acto humilde de entrega y generosidad, quisiera destacar la bondad y la predisposición al diálogo del propio regalador; lo más destacable, para este blog y su autor, es que se tratara del libro Historia del baloncesto en España, un proyecto faraónico coordinado por el periodista Carlos Jiménez que, seguro, ha visto multiplicadas sus ventas a raíz de esta anécdota.

Sea como fuere, es muy saludable, o al menos yo así lo entiendo, que el baloncesto sea el deporte de cabecera de muchos de nuestros políticos. Ello deja entrever, de algún modo, ese relevo generacional tan polémico como necesario, pues esta preferencia no deja de ser la consecuencia de la sucesión en el tiempo de las gestas de Michael Jordan y los Chicago Bulls –las primeras que se pudieron seguir con continuidad en España a través de Canal Satélite Digital– y las de los Junior de oro; las de los Gasol, Navarro, Reyes y compañía que dieron la bienvenida al nuevo milenio.

Es satisfactorio, en cualquier caso, o al menos desde mi punto de vista, que de la España de jara y sedal (y de elefantes en Botswana), incluso de aquella otra de golf (deporte favorito de Adolfo Suárez) y pádel (quién no recuerda a Aznar jugando en Oropesa), deportes ahora ya abiertos a las clases medias, hayamos pasado a esta otra España de parques y redes metálicas, de bolsillos más angostos pero de motivaciones, sin duda, más apasionadas. Al parecer, es habitual entre esta nueva generación de políticos, que las charlas en la previa de un pleno giren en torno a la última actuación circense de Stephen Curry o sobre qué doce serán los seleccionados para representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos.

Los políticos españoles no se han conformado con dejar el tabaco, las sobremesas de chupito, copa y puro y con pasarse al “running”, al “jogging” o a la natación; también han cambiado su presencia en los señoriales palcos de estadios de fútbol (aunque sigan frecuentándolos) y tendidos taurinos, por las primeras filas de pabellones y canchas de baloncesto. Quizá, no haya más que un efecto imitación y todo sea culpa de Obama y su afición al deporte de la canasta. De todos modos, con independencia de cuál sea el germen de este amor al baloncesto, lo que urge es reconducir la deriva en la que este se encuentra, con la Federación cuestionada por la gestión de sus fondos, con la ACB convertida en la práctica en una liga privada y con numerosos clubes modestos de cantera condenados a desaparecer por no poder reunir un puñado de euros ante el silencio, cuando no la asfixia, de las administraciones públicas.


UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Explorador dijo...

Ojalá... Lamentablemente, no dejo de percibir cierto esnobismo en estas actuaciones milimetradas, mientras en sus mensajes masivos recurren a metáforas de fútbol.

En cualquier caso, urge rescatar al baloncesto. Y ellos no lo van a hacer.

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