Justicia poética





Lloraba la novia y futura mujer de Sergio Rodríguez antes de que comenzara la prórroga que certificó que habrán de pasar al menos veinte años hasta que el Real Madrid pueda hacerse con la novena Copa de Europa. Lloraba tal vez haciendo uso de su intuición femenina o quizá solamente analizando el cariz que fue tomando el partido con el paso de los minutos. Seguro que se daba cuenta de que las piernas de Sergio y sus compañeros parecían cada vez más pesadas mientras que la de los jugadores de Maccabi parecían regenerarse a cada jugada. Y es que no hay mejor campaña contra el racismo, en vez de tanta simbolismo platanero, que jugar un partido de baloncesto. Ahí la superioridad del hombre blanco queda en entredicho. Lo demostraron Hickman, Smith y Rice templando en los momentos tensos y escogiendo de entre los caminos que conducían a la victoria siempre los más apropiados. Lo demostró también Tyus maltratando la zona del Real Madrid, reboteando una vez tras otra, haciendo pagar sin piedad la mala defensa uno contra uno de los exteriores blancos.



Pero no fue sólo una victoria de raza, en las dos acepciones de la palabra, sino también de psicología y estrategia. Sembró y sembró David Blatt, incuestionable estudioso del juego, y al fin recogió. Tuvo que ser, por desgracia, esta noche, ante otro agricultor profesional, ante un Pablo Laso que se vio corto de piezas y superado, tal vez, por el peso histórico de la empresa. Anulados sus sistemas cortos, con Llull rozando el estrépito, Carroll entre algodones y Rudy convaleciente de un dedo, lo confió todo a la destreza de un Sergio Rodríguez al que la defensa macabea cerró todas las puertas. El tinerfeño sólo encontró acomodo en el lanzamiento exterior, pobre consuelo para un base, negro presagio para un equipo.



La derrota debe hacer reflexionar, pero no es momento de remover cimientos y derribar por la fuerza unas estructuras muy bien consolidadas. Toca hacer balance de un gran año en Europa y preguntarse por los detalles que hicieron que no fuera suficiente. Y aunque estoy convencido de que en el caso de haber llegado con todos los efectivos a punto la historia hubiera sido otra, también reconozco que faltaron en los minutos finales ideas claras y espíritus ganadores, veteranos con la fórmula aprendida y nervios aplacados en el banquillo. Pero en fin, qué fácil es hablar lejos de las trincheras.



El Real Madrid fue la cara triste de este fin de semana de baloncesto del que, curiosamente, tras la paliza del viernes, el Barcelona sale más reforzado. Los de Pascual son conscientes ahora de que una victoria en la liga les convertiría en los vencedores efectivos de la temporada en España. Cuentan con la sed de venganza y con el golpe recibido por el Madrid como avales. Ojo, Valencia espera al acecho y a cada día que pasa parece más favorito.



Pero hablemos de justicia poética, esa que está llamada a recompensar en última instancia la virtud y las buenas prácticas. ¿Faltó acaso a su cita con el Real Madrid? ¿Se olvidó del trabajo de todo el año, de lo mucho que este equipo ha hecho por la popularidad del baloncesto y la felicidad de los aficionados? Tal vez sea, simplemente, que no existe, que no hay mayor justicia que la que reparten dos aros y un balón, aunque algunas veces ésta no se ajuste a nuestros parámetros mentales o a lo que Disney nos enseñó que la vida debería ser.



Digno de Disney, de Perrault o Christian Andersen sí que fue el cuento que escribieron día a día las chicas de la Universidad de Salamanca. Siento que el cambio de categoría y género les haya podido generar confusión pero es que no quería terminar esta entrada sin destacar el mérito acumulado por estas chicas y por su cuerpo técnico, encabezado por Manuel Ángel Rodríguez, un entrenador con el que tuve la oportunidad de compartir tiempo, trabajo, métodos y pasión por el baloncesto hace unos meses y del que es preciso valorar su dedicación y atención a los detalles. Esta mañana consumaron el ascenso a Liga Femenina 2, la segunda competición de nuestro baloncesto, ante rivales con estructuras más poderosas y expectativas más altas. Pudieron hacerlo gracias al trabajo diario, porque no racanearon cuando el instinto les pedía un poco menos de intensidad, un poco de alivio para el dolor.



Merecen, sin duda, una oportunidad en Liga 2, que la Universidad ponga todos los medios posibles y valore todas las opciones que hagan viable el proyecto en términos económicos. Una apuesta por el baloncesto es siempre una apuesta ganada, al menos si todavía se cree en los valores que este deporte irradia cuando se juega con la verdad por delante. Y por verdad interpreten todos los sinónimos de lucha y nobleza que les vengan a la cabeza, porque en ellos se reflejaron estas chicas durante las treinta victorias de esta temporada. Enhorabuena. 






UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"En semifinales, al igual que el año anterior, se verá las caras con el Barcelona. Será, no puede ser de otra manera, una dura batalla que se resolverá por detalles." JJ Nieto.

38 detalles.

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