Próxima estación Zaragoza





Apenas soy capaz de recordar la última vez que me senté frente a este escritorio a escribir unas cuantas letras por placer. Cada día comprendo mejor que la vida es una elección continua alimentada por múltiples renuncias. Los días son cortos y las expectativas a cubrir altas. Numerosas facetas me interesan, pero a pocas puedo destinarles el tiempo y la atención que merecen. La agenda dibuja caminos no siempre queridos, caminos a menudo yermos que nos absorben a cambio de la promesa de un destino que, cuando está a punto de cumplirse, se desvanece. Pues bien, después de un marzo en el que esta bitácora permaneció instalada en un obligado silencio, he decidido recuperar el contacto con vosotros para comunicaros el próximo reto que se dibuja en mi horizonte, el Curso de Entrenador de Superior de Baloncesto que ya he comenzado en su fase no presencial.

En un tiempo en el que la información fluye por el ciberespacio, la presencia de estos cursos, pautados y regulados por una instancia superior, parece sugerir una necesidad de homologación y estandarización de la calidad que choca con los fundamentos del libre mercado. La FEB, además del consabido negocio, pretende uniformar la educación del futuro entrenador, dudando, tal vez, de la aptitud de los directores deportivos para rodearse de profesionales competentes. Así, a través de los títulos, aunque su valor a causa de la masificación caiga año a año en picado, se consigue una primera clasificación del talento, bueno, del talento, la constancia y la cantidad de sacrificios que uno está dispuesto a realizar por materializar un sueño.

Una clasificación y, como adelantaba, una estandarización. Entiendo que todo entrenador debe saber algo de psicología, dirección de grupos, sociología del deporte, teoría del entrenamiento, fisiología del ejercicio, biomecánica básica o gestión deportiva. Es lógico, forma parte de un currículo exigible a toda persona que se pone al cargo de una comunidad humana dedicada en exclusiva o de forma parcial al deporte. ¿Pero por qué todos lo mismo? ¿Existe una única manera de gestionar una entidad? ¿Acaso hay una lista incuestionable de principios psicológicos de validez universal? Es necesario reflexionar al respecto y es justo lo que espero de este curso. Si por el contrario, lo que recibo son axiomas, seré el primero en cuestionar esta concepción.

Sin lugar a dudas, donde más esperanzas tengo depositadas es en la fase presencial, la que se celebrará en Zaragoza durante el próximo mes de julio. Allí, además de observar in situ a alguno de los más prestigiosos entrenadores del país, aspiro a poder compartir numerosas experiencias con los compañeros, largas madrugadas de estudio y estrés a las que estudiantes de ediciones anteriores ya me han puesto sobre aviso. Resistiré. Es más, las disfrutaré.

Espero volver a encontrar espacios físico-temporales para mantener un contacto más asiduo con vosotros. La escritura en este blog siempre me ayudó a evadirme de esa vida cotidiana que aborrecemos tanto como necesitamos, así que os cito, y con esto fijo un compromiso, a que nos veamos pronto.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

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