Siempre se van los mejores





Murió Luis Aragonés , El Sabio de Hortaleza, Zapatones, el hombre que será recordado como el artífice del cambio de rumbo del fútbol español, un fútbol que decidió abandonar la partitura impetuosa de las marchas militares para deleitarnos cada noche con un precioso vals. Antes de la Eurocopa su fama era superior al historial y la presunción de erudición cada vez más presunta. Sus idas y venidas del Atlético y su paso por varios equipos modestos, de los que sólo cabe destacar su tercer puesto con el Mallorca (muy meritorio), dotaron de argumentos a los críticos. Pero todo cambió en 2008 pues, aunque todo pueda explicarse por un giro de la rueda de la fortuna boeciana, aquella Eurocopa supuso un cambio de inflexión, una ruptura con el pesimismo estructural en el que vivía instalado nuestro fútbol. Quizá se tratara, simplemente, de una devolución de favores por parte de un deporte que terminaba de ver a Grecia imponerse en la Eurocopa de 2004 y a Italia en el Mundial de 2006 con propuestas a cada cual más cicatera.



Luis recurrió a una fórmula simple: los jugadores por encima del sistema, el talento por delante de la táctica. Que sea la pelota la que corra, “esa corre más que ellos”, afirma Xavi que les decía en esta fantástica nota necrológica a su maestro. Defender con el balón, la máxima Lendersiana de nuestra infancia: “La mejor defensa es un buen ataque”. Del Bosque matizó estos principios refugiándose en un doble pivote, confiándose a la dupla Busquets-Xabi Alonso en una maniobra que no sabremos nunca si Luis habría aplicado (Busquets destaca en el Barcelona después de su marcha). Lo cierto es que Luis Aragonés sentó las bases filosóficas y doctrinales de una selección que los libros de historia compararán con la Brasil del 70 (campeona del mundo), la Holanda del 74 (subcampeona del mundo), con el River Plate de los 40, el Real Madrid de los 50, el Ajax de los 70 o el Barcelona de los últimos tiempos. Quién se lo iba a decir. Quién nos lo iba a decir. 





Murió Luis, en medio de un silencio autoimpuesto, lejos de los homenajes en vida, sabedor, tal vez, de que llegarían tras su muerte y así, muerto, ya no le resultarían incómodos. Las alabanzas nunca le gustaron y lo que le importaba, sentir el respeto de quienes habían sido sus jugadores, lo daba por descontado. No se equivocaba.



Pero la actualidad del fin de semana no se detuvo y mientras el mundo del fútbol se honraba a sí mismo guardando silencio por un personaje, como diría Machado, “en el buen sentido de la palabra, bueno”, el mundillo del baloncesto se retrataba concediendo a dedo las invitaciones al próximo Mundial FIBA a celebrarse en España en medio de un proceso opaco y más político que deportivo. Es curioso que, por diferentes motivos, los altos mandatarios de la federación internacional hayan optado por dejar fuera de la gran cita a dos grandes mercados como son el ruso y el chino. Lo más probable es que, sin conocer a fondo el organismo y aventurándome en una hipótesis, hayan mediado conflictos y amistades personales, que todo haya quedado reducido a intereses de corto alcance, de miras miopes. Lo cierto es que Turquía, Finlandia, Grecia y Brasil estarán en España, país en el que ya se ha celebrado el sorteo.



Serbia, Francia, Brasil, Egipto e Irán serán nuestros primeros rivales. A priori una dura prueba, aunque, si todos los seleccionables optan por aparcar sus agendas y acudir con la selección, los principales oponentes, amén del combinado norteamericano, serán las voces discordantes y la palpable, por densa, desconfianza en Juan Antonio Orenga. Esas voces se alzarán, airadas, cuando se anuncie la lista. Faltarán nombres, sobrarán otros. ¿Ibaka o Mirotic? Qué más da. El que sobra es Orenga, argumento irrefutable, lema popular, pintada de muro en el barrio. Sí, lo adivinaron, de esas que no se borran.



En cualquier caso lo que quería decir ya lo he dicho. El Mundial de España empieza de la peor manera posible, asignando a dedo a sus participantes, negándole la opción a los candidatos de demostrar algún mérito o competencia. Es el riesgo que se corre cuando una institución se adueña de un deporte, cuando entre ambos existe una identificación tal que para hablar de un mismo idioma, el del baloncesto, debemos recurrir a expresiones como “basket NBA” y “basket FIBA”. En fin, tiro de tópicos para despedirme. “Siempre se van los mejores” mientras que, ya se sabe, mala hierba... 





UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto en líneas generales toda la entrada menos lo de q clasificar al Mallorca en el tercer puesto lo calificas solamente como meritorio.fue una auténtica proeza.q ha vuelto a hacer el Mallorca desde entonces? Q es mas meritorio,un tercer puesto con el Mallorca o ganar una Liga con el Barcelona?huelga responder

Benito

JJ Nieto dijo...

Acepto la matización. Fue, sin duda, toda una hazaña. Un saludo.

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