Una guerra a cambio de muchas batallas





Qué emocionantes, seguro que las recuerdan, aquellas palabras del Comandante De Gaulle, aquéllas en las que decía, tras la entrada de los nazis en París, que habían perdido una batalla, pero no la guerra. Emocionantes, pero también, si se lee todo el discurso, repletas de franqueza y honestidad, la franqueza y la honestidad con la que reconoce desde su exilio londinense la superioridad táctica y militar de los alemanes.

Pues bien, quizá sea también, la historia de esta ACB que hoy empieza, la de varias batallas perdidas a cambio de una gran guerra. Batallas, seguro que también las recuerdan, como las que se libraban en Badalona, Málaga, Vitoria o Magariños, incluso también en San Pablo o la Fuente de San Luis, es decir, en tantas y tantas canchas en las que tanto el Real Madrid como el F.C. Barcelona sudaban sangre para salir victoriosos y eso, claro, cuando lo lograban. Ahora estos feudos, pese a conservar el murmullo atronador de sus aficiones, aun contando cada vez con más facilidades de tipo logístico, han pasado a ser, aunque en ocasiones puntuales se revivan tiempos pretéritos, lugares de parada y fonda para los dos únicos candidatos al título de la Liga Endesa.

Sólo el Unicaja dirigido por Joan Plaza se erige como una posible tercera vía. El entrenador barcelonés contará con un arsenal anotador muy interesante, aunque el déficit de estatura y kilos en la pintura, pese a contar en su plantilla con un jugador apellidado Sabonis (Domantas, su hijo), puede ser definitivo a la hora de enfrentarse a los dos grandes. En similar tesitura se encontrará Sergio Scariolo al frente del Laboral Kutxa. En su caso, más que la debilidad interior, será definitiva la inexperiencia de la mayor parte de jugadores, al menos en lo que se refiere a competir en la élite.

Así pues, descartados como alternativas realistas los dos principales oponentes, todo se reduce a lo que puedan hacer y dejar de hacer el F.C. Barcelona y el Real Madrid, dos claros aspirantes a Final Four y apuestas seguras para encontrarse en las finales de Copa del Rey y liga ACB. Eso sí, no por anunciado su éxito, viene a estar éste construido sobre los mismos cimientos o parámetros. El equipo catalán no ha dudado a la hora de sacar a relucir su potencial económico para adquirir en el mercado a grandes nombres como los de Nachbar, Papanikolau, Dorsey o Lampe para complementar el talento de los Navarro, Huertas, Tomic, Lorbek y compañía. La insuficiencia de los viejos recursos les obligó a mover ficha para contrarrestar la inferioridad que un engañoso 3 a 2 en las finales no pudo ocultar.

Inferioridad respecto a un Real Madrid que sienta las bases de su éxito sobre una filosofía y unos principios que, por estables y compartidos, se han situado por encima de las individualidades. En el sistema de Laso todos los jugadores se encuentran cómodos desplegando sus facultades sobre la cancha. Todos conocen su rol y aun así son conscientes de que un día cualquiera, miércoles, jueves o domingo, pueden ser ellos los llamados a brillar y resolver. Las incorporaciones del Madrid, en vez de parches son adornos que han de limar la fina barrera que les separó del triplete la temporada pasada: un rebote defensivo ante el Barcelona en Copa y dureza y oficio ante el Olympiakos en la Final de la Euroliga. Para eso ha venido Bourousis, principal novedad y jugador que, junto a Felipe, está llamado a capitanear a las huestes madrileñas en esas batallas que en Europa, por fortuna, siguen siéndolo.

A pesar de todos los problemas consabidos y con aquellos duelos pasados en el recuerdo, la Liga Endesa ha echado a andar con dos claros favoritos, unos cuantos candidatos a la “otra liga” y muchos otros clubes en busca de una viabilidad financiera que, a tenor de lo sucedido en las dos últimas campañas, parece más importante que la salud deportiva. Y es que, una vez más, no ha habido renovación en una liga que se resiste a descender a la realidad económica del momento negándole, de esta manera, a muchos equipos y aficiones el derecho a jugar en ella, un derecho que se ganaron (Burgos y Alicante la pasada primavera) donde, en principio, se dirimen las contiendas en esto que antes llamábamos deporte.

UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

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