Un día de agosto






No será el primero, tampoco el único, que quede cegado bajo las resplandecientes luces de la capital del mundo. A Jeremy Lin la fama le llegó temprana, imprudente, veloz. Una fama, por otra parte, inestable, construida sobre los cimientos de unos pocos partidos brillantes, impropios de un novato, sujetos, tal vez, a la mística del Madison o a la más pura y dura casualidad. En ese juego de brujas quisieron ver a un mago, de ascendencia oriental y procedente de Harvard, sí, pero mago al fin y al cabo. Cuando debió ser niño, tropezar, caer y levantarse, así una vez tras otra, quiso ser un héroe adulto, salvador no de sí mismo, sino de muchos. Jugó a ser profeta en la tierra de los vaqueros, los indios y los pozos petrolíferos y lo que profetizó fue la historia de un declive por otra parte anunciado. Jeremy Lin es lo que es, un jugador de rotación capaz de anotar unos pocos puntos más de cuantos balones pierde. Lo demás son cuentos que él mismo se creyó para encontrar en este mundo el afecto que a tantos les fue negado. Pero el afecto es efímero y él ya lo ha comprobado.



Efímero como lo son los proyectos en los tiempos del día día y el momento a momento. Nada es posible planificar cuando todo se tambalea entre los que piden cambios y los que se resisten a reformular modelos que pecan de obsoletos. Hablo de la ACB, como podría hacerlo de la liga ASOBAL y otras competiciones domésticas sujetas a deudas históricas sobre las que el presente sólo puede responder a base de muertes y desapariciones, como si de los cadáveres pudieran alimentarse los acreedores y como si de muertos viviera el aficionado. Suenan campanas de entierro en la capital del Pisuerga. Le toca ahora a ese club histórico por el que pasaron Corbalán, Sabonis u Oscar Schmidt, a un Baloncesto Valladolid al que no sólo timaron las estampitas porque de lo que de verdad perece es del mal común que acecha a todas aquellas sociedades anónimas deportivas confiadas en la perpetuidad del crédito. Pero oigan, aunque en su día fue gran seguidor de este equipo, de los que de verdad me acuerdo es de quienes llevan un año trabajando sin cobrar, guiados por esa motivación dilatada en el tiempo que supone hacerlo algún día, un día que no llegará.



Ríanse, cambiando de tema, de Méndez o Toxo, líderes sindicales, salpicados, al menos el primero, por sobresueldos y partidas de dudoso destino en el seno de su organización sindical. Ríanse, sí, porque el nuevo presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA será Chris Paul, un multimillonario enamorado de sí mismo que deberá representar los intereses tanto de sus iguales, las estrellas, como los de toda esa clase de mercenarios del baloncesto que pican allí y allá en busca de un poco de grano. Sinceramente no le veo proclamando, entre crossover y crossover, aquello de “proletarios del mundo, uníos”.



Avanza, y con esto finalizo este breve repaso a los titulares que nos deja agosto, la pretemporada de la selección española con paso firme. Tras las críticas de las que servidor fue cabecilla después del primer partido contra Polonia, dos victorias plácidas y una más apretada parecen dar la razón a los que piden tiempo y confían en lo pacífico del relevo. Pero vaya, a mí no me engañan. Sigo sin ver, y no veré, a Navarro, Gasol, Reyes e Ibaka, jugadores fundamentales para cualquier equipo y más, si cabe, para éste del que los tres primeros son padres fundadores. No será cosa de Orenga, que hará, indudablemente, todo cuanto esté en su mano y en la de sus ayudantes. Será cosa de añorar sin premio, de esperar en vano a los que no están. Y si la saudade me puede pues qué le voy a hacer. No esperen de mi parte un tanto apuntado cuando nos quedemos sin medalla y sí, en cambio, un sincero perdón si, por aquello de hablar antes de tiempo, peco de agorero y bocazas.



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

1 comentarios:

Anónimo dijo...

He visto dos o tres partidos de la preparación y la propuesta de Orenga me gusta (Juego alegre en ataque y defensa de manos rápidas). Y me gustan mucho sus tiempos muertos: conciso, directo y sin tanta pizarrita = "tocomocho", que diría Montes.

Sin los referentes de la última década creo que la selección lo está haciendo muy bien. Creo que se va a conseguir algo importante en este Eurobasket.

Dani Legend

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