Titulares de un 9 de mayo







El sistema educativo español está en huelga. Protesta, de esta manera, contra la nueva ley de educación, contra la nueva herencia que un ministro quiere legar para ese libro en constante renovación que se titulará, cuando se publique, “Los desastres de la historia”. Pero qué quieren que les diga, a mí esta huelga me la trae bastante floja. Me alinearé con los que protestan cuando expresen sus quejas trabajando. Porque hacer huelga carece de valor cuando el resto de los días, los presuntamente lectivos, languidecen entre el aroma del café y el tacto de los huevos. Porque eso, tomar café (cervezas, porros) y tocarse los huevos (whatsapp, twitter,...) es, ni más ni menos, lo que hacen el ochenta por ciento de los estudiantes en todos los niveles educativos de nuestro país. Así, una crisis inducida, no seré yo quien lo niegue, por especuladores que se mueven en mercados etéreos, se vuelve más peliaguda cuando la sociedad civil habla a través de altavoces sin tener nada que decir. Porque nada se puede decir si nada se sabe. Y nada se sabe si nada se lee o estudia.



Creo tanto en esta huelga como en el Día de Europa, en Europa y en la Unión Europea. Quizá Robert Schumann o Jacques Delors creyeran firmemente en esta idea. Puede, sólo puede, que se gestara en condiciones sobrias sin alcohol ni drogas de por medio. Lo cierto es que todo ha devenido en un esperpento, en un ir y venir de fondos que a algunos les facilitó la vida, pero que para muchos no va más allá de unos cuantos carteles y unas pocas carreteras que, se supone, habrían de conectarnos con el corazón de Europa y que, sin embargo, nos han conducido a sus cloacas.



De las cloacas debe proceder, también, la genial idea de realizar una película sobre la no vida de Messi. Porque ya me dirán qué puede tener de interesante la historia de un chico de 25 años que ha pasado la mayor parte de sus días jugando al fútbol. Además, ¿qué clase de detalles podrán añadir que no hayan desvelado ya Marca, As, Sport o el Mundo Deportivo? Hace dos días celebrábamos (porque cualquier recuerdo a su figura es una celebración) el segundo aniversario de la muerte de Severiano Ballesteros. Sus orígenes humildes, su carácter pionero (jugar al golf en España en los años 70), su impacto en el mundo del golf (el equipo de Ryder Cup de Gran Bretaña e Irlanda se transformó en el equipo europeo gracias a él) y sus batallas perdidas ante las lesiones de espalda y, en última instancia, contra la propia muerte, son un diamante en bruto que un buen cineasta o literato no debería dejar pasar. Eso, claro, si la familia otorga su beneplácito. Y es que Messi ya existió. Se llamaba Maradona y, por lo pronto, vengó el orgullo de todo un país marcándole a Inglaterra el mejor gol de la historia del fútbol. Un gol, por cierto, que algunos quisieron comparar con el que Messi le marcó al Getafe en una semifinal de la Copa del Rey. Messis hubo y habrá, pero, jamás, en esta vida o en la otra, en este planeta o en el de más allá, nacerá otro Severiano Ballesteros.



Por otro lado, justifico así la presencia de estos párrafos en un blog de baloncesto, quiero invitaros a utilizar los playoffs de la NBA como antidepresivo. No hay nada como levantarse temprano para ver los partidos de la noche sin tener que aguantar los vanguardistas análisis de los especialistas del Plus. Para mayor satisfacción de quien les habla, las cuatro series de semifinales de conferencia se encuentran igualadas y para mayor gloria de nuestro deporte algunos jugadores están elevando su nivel de juego hasta rozar, cada noche, cotas históricas. Disfruten, les recomiendo, con la técnica individual de Thompson, Curry, Carmelo o Kevin Durant, con el juego en el poste medio de Randolph, Gasol, Bosh o Duncan, con el juego físico y a la par talentoso de Paul George, Harrison Barnes, Iman Shumpert o, en su versión más avanzada, del propio Lebron James. Y no olviden volverse literalmente locos con esos jugadores que sin estar bendecidos por el Dios de la canasta, temen tanto a la derrota que juegan al baloncesto con una pasión desbordante. Podría decir varios nombres, pero sólo me parece justo escribir uno: Joakim Noah, el único y verdadero defensor del año en la NBA.





En este 9 de mayo, día de tantas cosas, quiero recordarles que mañana empieza la Final Four de la Euroliga. El Real Madrid busca venganza, el Barcelona sobrevivir, el Olympiakos revalidar el título y el CSKA, así lo veo yo, demostrar su superioridad. Los rusos son los favoritos. Los españoles, los candidatos. 



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El primer párrafo es de largo lo más lamentable que he leído en tu blog (y puede que lo más lamentable que haya leído hoy. Y mira que lo tienes difícil con la cantidad de tonterías que se escuchan particularmente de nuestras clases dirigentes).

Puedes estar a favor o en contra de la ley. O ni una cosa ni la otra. O que no te importe (yo mismo no estoy demasiado informado). Pero tachar de vagos al 80% de los estudiantes a todos los niveles, huele a reaccionario que tira para atrás, ¿también son etarras...?

No he podido menos, Juanjo

Dani Legend

JJ Nieto dijo...

Teniendo en cuenta la hiperinflación de universitarios que hay, un 20% nos conduce a un valor absoluto bastante elevado. Si la educación secundaria constituyera un verdadero filtro a lo mejor el 80% sería exagerado. De todas maneras, más allá de lo poco científica que es la cifra, ésta es mi experiencia personal, que, por desgracia, no es poca (que quede claro que no me excluyo de ese 80%, simplemente no hago más huelga estos días de la que hago el resto jeje).

Y bueno, de vago a etarra hay bastantes diferencias. A éstos que yo cito les daría pereza tener que coger el arma o ponerse el pasamontañas.

Publicar un comentario