Tres que no vuelven y un callejón




En las puertas del cielo tres viejas leyendas ya fallecidas se mezclan entre la muchedumbre para recibir el ticket de la cena. Regresan, como cada noche, tras su visita diaria a los Juegos Olímpicos de Londres. Sus nombres os sonarán. Son Red Auerbach, antiguo entrenador de los Boston Celtics, John Wooden, Míster UCLA, y Chuck Daly, el director de operaciones del único e inimitable Dream Team. Han vuelto demasiado pronto. Todavía no les esperaban.

Deberían estar en el lugar privilegiado desde el que contemplan todo acontecimiento baloncestístico de interés, en ese lugar reservado a los más grandes que les hace estar, literal y figuradamente, por encima del propio juego. Desde allí tenían que estar siguiendo las evoluciones del equipo norteamericano de baloncesto, el que dirige uno de los suyos, un Coach K al que ya le tienen reservado un sillón para cuando la muerte le haga una visita.

En el cielo son famosas sus partidas de ajedrez y sus debates a pecho descubierto sobre diferentes fundamentos técnicos y tácticos de un deporte al que llaman baloncesto. Tanto en el juego, como en la acalorada discusión, respetan las reglas y son caballeros. Auerbach presume de vez en cuando de haber engañado a más de una franquicia para adquirir los derechos sobre Russell o sobre Bird. A Daly no se le caen los anillos cuando reconoce que el equipo de Detroit al que entrenó fue el más sucio de la historia. Y Wooden no quiere desvelar cómo engañó a Bill Walton para que permaneciera un año más después de haber ganado el campeonato universitario de 1973. Pero jamás concibieron la derrota como una posible estrategia. Jamás se sirvieron del deporte que les hizo grandes. Se sabían ejemplos. Y así actuaron siempre.

Después de lo visto esta pasada noche en Londres han decidido no regresar. Una selección vestida de rojo de la que habían escuchado maravillosas referencias se burló del juego, lo utilizó con tanta vileza como impostura para servirse de él con vistas a un objetivo que puede parecer mayor, pero que a los ojos de estos maestros es claramente inferior.

Y es que la victoria deportiva dura lo que dura una celebración. Se mantiene en los libros de historia, sí, pero no es suficiente como para borrar la suciedad que va a empañar todo lo que la selección española pueda conseguir en estos Juegos Olímpicos. No sé cómo se ha tomado la decisión. No sé si en la charla previa al partido se ha hablado de detalles tácticos o si se ha repasado punto por punto el guión de este esperpento valle-inclanesco. Probablemente Scariolo, a pesar de haber vivido en Madrid no sepa dónde está el callejón del Gato ni haya oído hablar de que en él, antes, había unos espejos deformantes. Pero lo que ha sucedido hoy, con premeditación o sin ella, con su consentimiento o sin él, ha sido el punto y final para el espíritu de Saitama, la deformación cóncava y convexa de una manera de jugar, de una manera de vivir. Y mira que te he defendido Sergio... Pero vete a tomar fanta.

Soy demasiado joven como para querer compartir partida de poker con Red, Chuck y John. Aun así me congratulo de que sigan haciendo pedagogía allá por donde pisan, me alegro de que sigan creyendo en el baloncesto con mayúsculas, el que se basa en querer derrotar al rival jugada a jugada, con una buena defensa y con un buen ataque. Con la máxima intensidad, con la mínima decencia. La que le ha faltado hoy a nuestra selección. 



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

6 comentarios:

Juanpe Núñez dijo...

El último cuarto realizado por los nuestros ha sido la antítesis al espiritu olimpico o al ADN que se le presupone a todo jugador profesional 'ganar si o si'.
Jugadores que no miraban el aro, quintetos 'raros' en el último cuarto... Brasil tampoco fue más alla, así que ganó el menos malo.

Anónimo dijo...

Juanjo, eres un puretas.

Todo forma parte del deporte chico.

Cualquier cosa que se salga de lo establecido ya es horrible para ti .

Cuando un equipo no se juega nada y sale con los suplentes,¿no es eso deformar el espíritu olímpico también? Pues es lo mismo, querido

Esto es baloncesto de hombres y no de puretas de veintipocos que creen que el baloncesto es una cuestión de honor.

Este hervor te vendrá bien.

Antonio

Anónimo dijo...

Buena entrada Juanjo. Me gusta como das vueltas para terminar enlazando con lo que quieres decir. Así de paso los que leemos aprendemos algo nuevo (ten cuidado que a veces se te va de las manos y la vuelta ocupa más que la idea principal en si misma).

No estoy de acuerdo contigo: no creo que se dejaran ganar, ni llevar. Les pasó lo mismo con Gran Bretaña y con Rusia. Creo que es falta de intensidad y una mala rotación desde el banquillo. Son muy buenos, pero no sin Gasol en pista, no sin Calderón y no sin Marc. Me gusta San Emeterio, me parece un buen complemento, pero en esta selección no debería jugar tanto (no sé qué promedia, pero siempre me parece demasiado). ¿Por qué Sergio Rodríguez juega los minutos finales? ¿Por qué Felipe Reyes juega algún minuto en los partidos importantes? No quiero ofender a nadie: creo que Felipe en un guerrero que ha sabido como nadie sacarse partido, pero está a años luz de cualquiera de los otros tres en la rotación interior. Y Sergio está bien, pero no tiene la cabeza, las virtudes de Calderón (que estuviera tocado (lesionado), según Daimiel es mentira).
España es muy buena, pero con una rotación de 8: Sergio, Calderón, Rudy, Navarro, Llull, Ibaka y los Gasol. Desde mi punto de vista esos ocho. Los demás deberían jugar poco o nada en los partidos decisivos, salvo problemas de faltas o lesiones (y no ha sido así en todos los juegos, creo)

Ayer no se dejaron ganar, les pasó algo que viene siendo habitual en este grupo.

Abrazos.

Dani Legend

Anónimo dijo...

Artículo muy flojito.

Dani Legend no podría haberlo dicho mejor.Es uno de tus errores recurrentes. Al final se hace soporífero muchos de tus post puesto que te acabas preguntando ¿De qué hablaba el pollo éste (dicho con cariño)?

Luis

Unknown dijo...

Amén a todo Juanjo.

En cuanto a Antonio, una vez más saliéndose del tiesto y escribiendo desde la altiva soberbia a base de descalificaciónes, solo puedo decir, que se equivoca (de nuevo). El baloncesto es un deporte de hombres, caballeros (y señoras por supuesto), en el que la finalidad es ganar, sí o sí.

A parte de eso está la clase, el honor y la honradez. Creo que de eso tanto Scariolo como algunos saben poco.

Pero si hay que elegir, elijo la dignidad. El espíritu olímpico, deportivo y del deporte, desde luego, para mi va más allá de las maquinaciones especulativas.

El que es capaz de hacer eso, no solo es un perdedor en su interior, si no que además no merece ganar.

Juanjo está abierto a cualquier cosa nueva, y dispuesto a romper cualquier regla, pero con honor, dignidad y clase.

Hay que diferenciar el ser un pureta, con ser un gran competidor, o alguien que cree que si quieres ganar el oro (y merecerlo) debes ganar a todos y no temer a nadie.

El que prefiera ser un cobarde, allá él...

Aquí unas citas de M.Jordan:

Puedo aceptar el fracaso, pero no puedo aceptar no intentarlo.

Juego para ganar, durante las practicas o en un juego real, y no voy a dejar nada en el camino, de mi o mi entusiasmo para ganar.

Si aceptas las expectativas de los demás, especialmente las negativas, entonces nunca cambiaras el resultado.

Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasara, otras hacen que suceda.

Debes esperar cosas de ti mismo antes de que las puedas hacer.

Siempre he creído que si trabajas, los resultados vendrán solos. No hago las cosas a medias, porque sé que si lo hago entonces solo puedo esperar tener resultados a medias


Quien dice que juega al limite, es porque lo tiene.

Explorador dijo...

De acuerdo Juanjo. Me sorprendió como diferían las declaraciones contundentes de algunos jugadores con las contemporizadoras del técnico. O son buenos actores (no descartables) o ahí pasa algo. El partido, bastante vergonzoso. Bueno, me voy a ver luego al ídolo Karabatic y al detestadísimo Omeyer. No te lo pierdas ;)

Y a ver que pasa mañana...

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