Criticar por criticar






Los amantes del cuanto peor mejor están de enhorabuena. Tras largos meses de hiberno con la cabeza agachada y sin nada que decir, agoreros, oportunistas y enemigos de lo patrio han empezado a sentirse cómodos con la llegada de los Juegos Olímpicos y la constatación, evidente, de que nuestro deporte amateur está muy lejos del nivel alcanzado por nuestras grandes figuras.

No sé si entienden que es lógico o si aun entendiéndolo, quieren seguir asumiendo este discurso para golpear una vez tras otra los mecanismos emocionales del aficionado medio. Yo lo tengo claro, pasarán muchos años hasta que podamos repetir el éxito en forma de medallas y diplomas que se cosechó en Barcelona 92. No sólo porque entonces jugamos en casa. También porque cuatro años después, al amparo de la progresiva conversión de los clubes de fútbol en Sociedades Anónimas Deportivas, la Liga de las Estrellas empezó a ser el principal referente de toda una generación de chicos jóvenes que crecieron viendo cómo cualquier albañil de segunda división vivía como un marqués. 



Y es muy difícil poder jugar al tenis sin haber visto una raqueta o ser esquiador viviendo en las islas Azores. Y claro, entre el aluvión mediático de partidos y la esperanza lógica de todo padre de clase media por ver a su hijo vestido de corto ganando un dineral por entrenar tres horas diarias, el fútbol empezó a acaparar la mayor cantidad de jóvenes e inversiones relegando al resto de deportes a un segundo plano. A un segundo plano tan místico como romántico asociado a reductos territoriales o familiares en los que la tradición es la mejor garantía de supervivencia para actividades de las que sólo tenemos constancia cada cuatro años. Sí, durante los Juegos Olímpicos, los dieciséis días en los que todos parecemos expertos en vela, judo o natación y en los que el potencial deportivo de una nación se mide por el número de medallas. Y no.

No por varios motivos. En primer lugar porque no están representados todos los deportes, porque priman unos sobre otros en atención a los intereses que a lo largo de la historia se han impuesto políticamente en el COI. ¿O acaso no mejorarían las opciones de medalla de nuestro país si se incluyeran deportes de motor, hockey patines, fútbol sala o juegos de pelota vasca? ¿O acaso no es cierto que varios de nuestros mejores deportistas como Fernando Alonso, Rafael Nadal, Alberto Contador, Andrés Iniesta o Jorge Lorenzo no se encuentran en Londres?

En segunda instancia, no creo que una cita tan puntual sea el mejor de los baremos. Me quedo con el proceso, con los cuatro años de olimpíada en los que, competición a competición, los deportistas le enseñan al mundo el valor promedio de su potencial. Cuatro años, claro, que pasan inadvertidos para los diarios deportivos y para las grandes cadenas. Cuatro años de reconocimientos privados y lucha constante por seguir adelante desde la convicción y el amor a un deporte. 



Por otra parte, por mucho que Barcelona 92 supusiera un punto de inflexión, el deportista español sigue siendo más genio que máquina, más una respuesta a unas circunstancias concretas que un proyecto planificado al más mínimo detalle. Nuestros artistas se asemejan más Picasso o a Dalí que a cualquier honrado pintor de cámara. Son pocos, pero inigualables. Y claro, en estas citas masivas en las que cuenta más el cuánto que el cómo el potencial económico y demográfico se erige en un factor decisivo.

De todos modos da igual. Querer combatir este tipo de argumentos es como combatir contra el viento huracanado. Si en vez de dos días sin medallas lleváramos cinco metales dorados se estaría diciendo que se le presta demasiada atención al deporte, que éste no tiene ninguna importancia en medio de las circunstancias económicas y sociales que estamos atravesando. Y si ha sido éste un ejercicio de escribir por escribir es porque a otros les ha dado por criticar por criticar. Y qué quieren que les diga. Me jode.

Así, deseándole los mayores éxitos a la expedición española en Londres, me despido hasta la próxima. Quizá hable de baloncesto, quizá no. Hay muchos otros deportes en juego. Hay muchos años de trabajo antes, muchos valores durante y muchos sentimientos detrás de cada competición y todas ellas consiguen, por este mismo motivo, captar mi atención. 



UN ABRAZO Y FELICES JUEGOS PARA TODOS

6 comentarios:

Explorador dijo...

Estoy de acuerdo...parcialmente. Es indudable que es difícil y que el esfuerzo que requiere simplemente participar ya es meritorio. Pero...en un país con tanta afición al deporte, no se entiende que no se cuide más un deporte de base que permita hacer florecer más talentos en deportes indispensables como el atletismo o la natación. Y que los responsables federativos de algunas de estas disciplinas acumulen años en el cargo sin ningún motivo o mérito contraído. Discrepo en tu percepción del deportista español como genio individualista en parte, a veces es obligado a tener que serlo, con las estructuras de poder españolas en ciertos espacios, estoy seguro. Pasa en tantos campos... pero si se trabajara mejor ahí, los resultados se verían. Estoy seguro.

Un buen tema, y valientemente expuesto, as usual.

Un saludo :)

JJ Nieto dijo...

Bueno, de esa comitiva que compone los altos mandos federativos no presumo, pero sí del esfuerzo de todos los deportistas. Lo que ocurre, me temo, es que a estos niveles todos quieren ganar y en otros países han dado con una fórmula mejor ya sea porque exprimen más al deportista, porque utilizan mejores métodos de trabajo (sospecha de dopaje aparte) o porque el talento genético es también superior.

Hola Vicent. Voy a echar un vistazo a tu blog y valoramos la opción. Saludos y bienvenido.

Fervivaelbasket dijo...

Bueno, creo que no nos viene mal una cura de humildad. Si bien es cierto que nuestras grandes estrellas no están aquí, y ellas ganarían medalla seguro, no es menos cierto que somos un pais que vende la piel del oso antes de cazarla muy a menudo y que después recurre al arbitraje en caso de decepción.
Espero que estos pequeños tropiezos (o gran batacazo, en futbol) sirvan para que aquellos que utilizan en exceso la frase: "soy español, ¿a que quieres que te gane?" consigan ver que no sólo existen los deportes que se practican aquí, y que todos esos deportes menores en España pueden ser tan memorables como los practicados aquí. Frases como ¿y a quien le importa la esgrima?, son muy comunes en la gente,como queriendo quitarle mérito a un pais que ha ganado los tres metales en dicha prueba (Categoría femenina). Sin embargo, aquí se para el mundo cuando salen las chicas de la sincronizada.

... Y por favor, no caigamos en la trampa del dopaje, arma tristemente utilizada por los franceses y que ya parece que empezamos a copiar. Disfrutemos del deporte y que sea lo que tenga que ser.

Anónimo dijo...

El equipo olímpico era muy bueno, quizás la presión, los nervios, hay muchas cosas que influyen...

Por el amor de Dios, Juanjo, no nos hagas un pronóstico de España en baloncesto.

Aún resuenan en nuestras memorias aquello de :

Navarro no debería ir a la Selección ( fue y nombrado MVP del Europeo)

¿Alguien duda que el Barcelona ganará la Liga y Copa del Rey con claridad ? (perdió la Copa del Rey y la Liga la ganó in extremis)

Sada no irá nunca a la Selección ( es campeón de Europa y ahora es olímpico)

Los Thunders ganarán el anillo de la NBA ( campeón Miami)

Sé un patriota y no hagas tus grandes pronósticos.

Gracias.

Un fan

JJ Nieto dijo...

Recuérdame por favor en qué condiciones dije que Navarro no debería ir a la selección. Y sí, el equipo olímpico de fútbol era y es muy bueno. Porque lo sigue siendo a pesar del resultado, ¿no?

Os dejo con un enlace que va en esta línea:

http://www.martiperarnau.com/2012/07/epilogo-3-a-que-quieres-que-te-gane/

Anónimo dijo...

Dijiste que Navarro no debía ir a la Selección española para poder mejorar el equipo.

Pero da igual en qué condiciones... Navarro JAMÁS DEBE ESTAR AUSENTE DE LA SELECCIÓN (menos cuando esté viejo, obviamente...) La cagaste de forma desproporcionada.

Un fan

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