El día del movimiento (II)





Aunque treinta días no son nada he creído oportuno dar continuidad a una sección nacida, no por casualidad, un 18 de julio con el objetivo de desmitificar todo lo que rodea a una fecha tan emblemática y que a algunos, aún, les hace recordar tiempos peores. Apartemos, por tanto, la política y centrémonos en lo que nos interesa, en recordar alguno de esos gestos técnicos con nombre y apellido que traspasarán fronteras espaciales y temporales, aquellos que emocionaron y emocionarán, por su plasticidad y eficacia, a todas las generaciones de amantes del baloncesto.

Empiezo por un látigo que nada tiene que ver con el del Marqués de Sade aunque sus efectos sobre los rivales no sean en absoluto desdeñables. Los tobillos, rodillas y caderas de los defensores pedían a gritos una cita urgente con el traumatólogo tras intentar defender un movimiento más complejo de lo que puede parecer a primera vista. Gracias Dejan por darnos un clinic cada vez que pisabas una cancha. Lástima (para mí y para el resto de vikingos) que tu paso por el Barcelona fuera mucho más exitoso que tu periplo en Madrid. 



Dejando a un lado el sadomasoquismo, os propongo dar un giro de ciento ochenta grados para centrarnos en el toque de dedos más impresionante que se recuerda. Espero que vuestras mentes calenturientas os permitan deducir que no estoy pensando en una acción típica de volleyball (qué os habiáis creído que iba a decir). Tampoco en Sam y aquellas virtuosas manos con las que tocaba "As time goes by", pieza maestra que ambientaba el Rick´s café de Casablanca y que Ingrid Bergman deseaba escuchar una y otra vez. No, hablo de Iceman Gervin, el escolta de los San Antonio Spurs que acabó sus días (deportivos) en Chicago Bulls donde dejaría el testigo de la anotación al más grande de todos los tiempos (¿hace falta aclarar quién es?). Y es que si otros grandes jugadores como Julius Erving o el propio Magic Johnson dominaban bastante bien este gesto técnico, es la foto de George Gervin la que acompaña la definición de "finger roll" en cualquier manual especializado. 




Si quieres incorporar a tu repertorio el "no looking" pass no te será muy complicado. Recuerda aquella noche, sí, aquella noche en que te lanzaste desesperadamente a besar a la chica (o el chico) con la que (el que) siempre habías soñado y copia su reacción al girar la cara hacia el tendido. Sólo tendrás que incorporar el gesto de pasar mientras mantienes la cara girada. Y si hubo un maestro de este arte, señores y señoras, éste fue sin lugar a dudas Magic Johnson. Aquellos contraataques de los Lakers ponían de pie hasta a los más fundamentalistas seguidores de los Celtics. Eso sí, dos segundos después ya estaban recordándole su apodo de "Cry Baby". Arte en movimiento. Baloncesto creo que le llaman algunos. 



Si hay un tiro efectivo en nuestro deporte es el tiro a tablero desde cuarenta y cinco grados. De hecho, esto no se le escapa ni a los padres futboleros ni a los maestros de educación física que no hacen más que recordar a sus hijos o a sus alumnos que hay que utilizar el soporte. Yo les diría que sí y no. No, si sus muñecas son catapultas de las que se usaban en las batallas altomedievales para desguarnecer las defensas de la ciudad asediada. Y sí, desde luego, si lo hacen con la maestría de un Tim Duncan o, sobre todo, de un Piculín Ortiz, ex jugador portorriqueño al que hace poco detuvieron por posesión y cultivo de marihuana. Se ve que aquellos policías nunca dominaron el tiro a tabla. ¿Por qué, si no, tanto resentimiento por un hecho tan común? 



Finalizo con un rectificado. No, no he ofendido a nadie ni he vulnerado derecho alguno. Lo hago con una imagen que adornó las paredes de miles de adolescentes y jóvenes a principios de los noventa. Sí, aquélla que nos hizo dudar sobre la utilidad de las alas de Dédalo, el globo de los Montgolfier o el avión de los hermanos Wright. Para qué tanto aparato si un ser con la camiseta de los Bulls con el 23 a la espalda parecía ignorar esa fuerza que nos empuja hacia el centro del planeta. Aún hoy me pregunto si alguien paró el tiempo. Aún hoy trato de imaginar un final más perfecto para un cuento. En fin, el párrafo de despedida queda suprimido. Después de ver esto... Sobran las palabras. 



UN ABRAZO Y BUEN BALONCESTO PARA TODOS

2 comentarios:

Juanpe Núñez dijo...

Juan José amigo, es que los jugadores que has nombrado son autenticos cracks (a excepción de Piculin, por lo menos para mi)
Bodiroga: elegancia personificada. Lastima no haberlo disfrutado más en Madrid, para sufrirlo menos de blaugrana.
Iceman Gervin: creo que jugó en Manresa en la temporada 1989-1990. Como anecdota en su 2º temporada NBA, anotó 63 puntos en el último partido de la liga para sobrepasar a David Thompson como máximo anotador de la temporada por sólo 0,06!!! (27,21 puntos por partido por los 27,15 de Thompson).
Magic: Uno de los mejores de la historia. Todavía perdura el debate entre los seguidores de Magic, alegando que ha sido mejor que Jordan.
Jordan: Si en el diccionario existiera la palabra "jugador de baloncesto" al lado aparecería una foto de Michael Jordan (Grant Hill).

Iceman14 dijo...

Grande ese látigo, gracias por tener en cuenta la sugerencia! y me has sorprendido con lo de piculin, he tenido que hacer un esfuerzo por recordarle y todo con esos andares sanjuaneros

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